Ximena Peredo / La última elección

AutorXimena Peredo

Con esta próxima elección se terminan los grandes partidos políticos. Se acabó su época.

Al margen de los cambios que vengan con el próximo Gobierno federal y la configuración partidista de todo el País, algo que definitivamente sucederá es que el PAN, el PRD y el PRI quedarán hechos pedazos.

En tan sólo tres meses los vimos vaciarse ante la mirada indiferente de quienes, levantando los hombros, se quedaron jugando barajitas. Pero la factura ya viene.

Hoy las ex militancias están asumiendo una distancia crítica que, por supuesto, haría falta que los simpatizantes de Morena imitaran, aunque ése es otro tema.

En el caso de los antiguos simpatizantes del PAN y del PRD, no tienen más remedio que cuestionar las decisiones cupulares, pues prácticamente los despojaron de las razones para militar. Las líneas ideológicas fueron borradas y con ello la percepción de distinción y de identidad.

Lo que ayer significaba ser panista o perredista es incompatible con la realidad del Frente conformado por estos dos partidos y Movimiento Ciudadano. MC, sin ser un partido nuevo, es el más moderno de la terna, pero como modelo de negocio. No representa una alternativa real al sistema de partidos privatizados, por el contrario, MC es un tanque de oxígeno atado a dos vejestorios.

La juventud de algunos candidatos del Frente es una estrategia muy sobada en la industria de la comida chatarra: mismo producto, nueva presentación.

¿Cuál es el problema de que los partidos se desideologicen de manera tan brutal? Básicamente, pierden su sentido, se vuelven otra cosa, no una entidad de interés público.

La ideología no sólo es ese canon dogmático muy propio del siglo 19 hasta los años 80 del siglo pasado, de corte binario, sino toda una aproximación a la vida en común.

Podríamos dejar de llamarle ideología, pero de ninguna forma podríamos dejar de observar la importancia de la sustancia, de las líneas rectoras que sostienen a un partido.

En México, lo que pasó con el PRI, PAN y PRD no es sólo que su identidad política ha quedado borrada por sus conductas, sino que ni los discursos de identidad ni su praxis están a discusión abierta, son resultado de estrategias de especulación política que se deciden a puerta cerrada. Así, se volvió cada...

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