Ximena Peredo / El tiempo de los vecinos

AutorXimena Peredo

La idea de que pequeñas células de ciudadanos se movilicen por el resto es insostenible.

El activista urbano consigue muy poco aceptando altos riesgos y a costa de un fuerte desgaste físico y psicológico. Por suerte, el activismo urbano abre el telón a un grupo mucho más diverso y masivo: los vecinos organizados.

El colono está interesado en su territorio. Su lucha no es abstracta ni lejana, quiere que pare el robo de espejos y los asaltos a casa habitación; quiere que se tape el bache, que se corte la yerba del parque; se organiza contra proyectos que afecten su medio ambiente o la buena vecindad. Defiende su patrimonio lo mismo que su derecho al "hogar, dulce hogar", es decir, a un descanso protegido y agradable.

Su apuesta es lógica. No se preocupan por mejorar su colonia por ser buena onda, sino porque viven ahí. Comprenden que nadie más velará por su entorno más próximo y por ello deciden reunirse regresando del trabajo con personas extrañas, calladas, chismosas, autoritarias, optimistas y catastrofistas. Unos son agradables y otros no tanto.

La fuerza política de este incipiente movimiento reside en la voluntad de llegar a acuerdos a pesar de no elegirse como vecinos.

Hoy tienen grupos de Facebook o de WhatsApp en donde comparten reportes de robos o asaltos: "otra vez la misma camioneta roja", pero también se organizan convivencias y hasta se comparten publicidad de los negocios del barrio o de eventos culturales.

Algunos ya están publicando su propios fanzines en los cuales discuten su problemática más cercana, y expresan su relación afectiva con el espacio como recuerdos o anécdotas históricas.

Otros portan silbatos al cuello para pedir auxilio inmediato en caso de algún incidente de asalto. Y otros sostienen reuniones con directivos de las secretarías de seguridad municipales o estatal.

Los vecinos unidos se han convertido en una amenaza para proyectos controvertidos, como es el caso de los vecinos de Fuentes del Valle contra la construcción de dos torres en el cerro de la Loma Larga, o la resistencia al fraccionamiento La Stanza, en el sur de Monterrey.

Por cierto que en ambos casos los desarrolladores han promovido citatorios para que vecinos se presenten ante las autoridades judiciales, siendo acusados aparentemente de...

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