Ximena Peredo / Sonría, es una multa

AutorXimena Peredo

Algo cambió radicalmente en los últimos años.

Los Gobiernos ya no son lo que solían ser. Han perdido toda su autoridad -tampoco tenían mucha, pero hablaban y se les escuchaba- y ahora sólo se hacen respetar por medio del poder. Pero con poder no se gobierna, a penas se controla, lo cual enrarece la relación ciudadano-gobernante.

Esto reviste de legitimidad a todo acto de fastidio o de desobediencia contra el Gobierno: reina el caos.

El fracaso en el lanzamiento del Reglamento de Tránsito homologado nos confirma que hace tiempo que no tenemos la experiencia de gobierno, ya no digamos de un buen gobierno.

Corremos riesgos innecesarios por esta ingobernabilidad. Pero esto tiene mucho que ver con la cultura local.

Desde que en enero pasado entró en vigor el Reglamento homologado, ciudadanos y transportistas manifestaron su rechazo ante lo que consideran una estrategia recaudatoria.

Todos tenemos razones para sospechar este interés y, sin embargo, también podríamos estar de acuerdo en la necesidad de actualizar y homologar los reglamentos de tránsito.

La zona metropolitana es una Ciudad peligrosa, sin hablar del crimen. Somos la ciudad del País con mayor índice de "hechos de tránsito" (para dejar de llamarles accidentes). En éstos mueren 550 personas al año en la Ciudad, lo cual todavía no acaba de dimensionarse.

Estamos fuera de la norma "de lo accidental". Si se bajara la velocidad promedio y se cediera el paso, se salvarían muchas de estas vidas.

Estas acciones, tan obvias, sin embargo, ponen en jaque el ritmo y caos de la Ciudad.

Aquí la velocidad es un activo, y las avenidas de flujo continuo se anuncian como las obras del trienio. Rebasar es un distintivo de poder. No todos pueden -ni queremos- circular a alta velocidad, pero esto mantiene el status quo de la desigualdad: el pez gordo engorda más, y el chico, chico se queda.

Por eso los autores del Reglamento al endurecer multas, restringir el horario de circulación del transporte de carga, y visibilizar los derechos del peatón (al prohibir la vuelta a la derecha continua) atentaron contra el equilibrio del caos.

Y es que la falta de regulación es realmente un tipo de poder de facto que mantiene en...

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