Ximena Peredo / Estado represor: sus lecciones

AutorXimena Peredo

El poder establecido, cuestionado hasta el ridículo, está reaccionando violentamente contra periodistas y activistas mexicanos. Aunque suene a blasfemia, ésta es una conducta democrática.

"Te vamos a matar" se está convirtiendo en una amenaza recurrente lanzada desde un ejército de cuentas anónimas en Twitter y Facebook.

Sólo en el último mes, las periodistas Sanjuana Martínez y Denise Dresser y la académica activista Rossana Reguillo fueron víctimas de macabros acosos.

Los académicos, activistas o periodistas que asumen una posición crítica frente a los proyectos o políticas del Estado neoliberal, o bien, quienes escriben o caminan al lado de los familiares de personas desaparecidas desvelando la existencia de un Estado criminal, hoy son difamados, amenazados, agredidos, encarcelados -es el caso del periodista maya Pedro Canche- y asesinados.

Si no todas las agresiones las ha cometido el Estado por mano propia, de todas es responsable por naturalizar este clima de barbarie impune.

De hecho, los ataques a medios de información -Grupo REFORMA ha sufrido varios en sus diferentes instalaciones, el más reciente el mes pasado- son un ejemplo de cómo un crimen seguido de la inacción, de la indiferencia estatal, termina por convertirse en un acto de represión.

En lo profundo, según advierto, lo que incomoda es que la crítica y la acción política dejen de ser exclusivos de periodistas, intelectuales y activistas. Se les amenaza mediáticamente, buscando catapultar el terror redes adentro.

Pero la violencia política no llegó con este Gobierno. La democracia es un sistema de competencia liberal, es un juego que produce ganadores y perdedores; no es un método para ponernos de acuerdo, sino para eliminar de forma "civilizada" a la postura más débil, que ocupará a perpetuidad su lugar de "buen perdedor", con lo cual siempre se fortalece a los ganadores de siempre.

Marginar o eliminar a quien disiente es la forma pre-política, digamos, de la democracia electoral. Los Alcaldes asesinos -José Luis Abarca como emblema- y la reciente aprobación en la Cámara de Diputados de la Ley General de Aguas -que tipifica de "utilidad pública" la privatización del suministro del agua- son dos presentaciones de la misma lógica violenta.

Durante décadas la democracia representativa funcionó muy bien al sistema...

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