Ximena Peredo / Entre puentes y barricadas

AutorXimena Peredo

La empresa de investigación CivicScience recientemente preguntó a unos 3 mil 200 estadounidenses: ¿debemos aprender los números arábigos como parte del plan de estudios? El 56 por ciento dijo que no y un 15 por ciento contestó no saber.

Las respuestas delataron una grave ignorancia, pues, como sabemos, el sistema arábigo va del 0 al 9.

El director de esta empresa catalogó el hallazgo como "el testimonio más triste y más chistoso de la intolerancia estadounidense que jamás hayamos visto en nuestros datos".

Así como el calentamiento global nos está enviando postales de terror de osos polares vagabundeando en ciudades rusas en busca de comida, la estupidización -la palabra no existe, pero usaré una licencia literaria- y la polarización nos anuncian el fin de una era.

Mi impresión es que abandonamos la discusión como un método de enseñanza-aprendizaje para optar por el entretenimiento de pantalla. Ahora todo conocimiento tiene la obligación de entretener, de lo contrario se desecha arrastrando el dedo índice.

Esto nos está generando una crisis descomunal en donde las mismas personas nos meteremos en trampas mortales por (casi) decisión propia.

Éste fue el caso de Caleb Caín, un joven a quien el periódico The New York Times dio seguimiento sobre su consumo de ideología en videos de YouTube (puede leerlo en elnorte.com/cain).

La investigación arrojó que Caín, de 26 años, se fue radicalizando con videos ultraconservadores a partir de una estrategia comercial que llamamos algoritmo.

YouTube ha cambiado varias veces su algoritmo, siempre con la intención de mejorar sus ventas de publicidad. De hecho, este mecanismo de inteligencia artificial es el causante de más del 70 por ciento de los videos que consumimos.

En los últimos años la empresa fue encontrando el diseño ideal para sus intereses: videos más provocadores y un algoritmo que ofrezca a cada consumidor lo que le gustará ver (y nada más).

De esta forma, YouTube vendió mucha más publicidad a costa de confinar a sus usuarios, pues la plataforma ha venido permitiendo -en aras de viralizar más su contenido- videos con posturas xenofóbicas, homofóbicas, misóginas, racistas, que están formando en una generación una comprensión desastrosa del mundo. Lo extraño es que la persona...

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