Ximena Peredo / Post shock

AutorXimena Peredo

La escalada de violencia no permite que nos acostumbremos a ella. Personas colgadas vivas sobre puentes peatonales, luego ejecutadas a tiros; cuerpos desollados, descuartizados. La locura que tocaba a nuestra puerta, ahora la aporrea. El miércoles pasado 33 personas fueron asesinadas en el Estado. Entre ellas, dos escoltas del Gobernador. La realidad exige de nosotros más que un pronto restablecimiento postraumático. Son tiempos de mudanza.

Se trata de descubrir, dice José Antonio Marina en "Crónicas de la Ultramodernidad", bajo el inquieto oleaje de la noticia, la ola de fondo de los cambios culturales. ¿Estamos listos para hacernos esas preguntas que hemos dejado de lado durante los últimos 30 años?, ¿estamos listos para aceptar como mitos algunas de nuestras creencias fundacionales? El colapso acusa, precisa una reacción inteligente. Contestar a balazos sólo es un síntoma de terror.

En su último libro "Algo va Mal", Tony Judt lanza una de estas preguntas al ruedo: "¿Cómo podemos enmendar el haber educado a una generación obsesionada con la búsqueda de riqueza e indiferente a tantas otras cosas?". En 1949, según un estudio inglés citado por el autor, se observó que cuanto más inteligente era un muchacho, más probable era que eligiese una carrera y un trabajo gratificantes según sus personales intereses, valorando su remuneración en segundo término. Algo cambió definitivamente desde entonces.

Sobre los chicos y chicas que no estudian y no trabajan se ha dicho mucho y, sin embargo, ha faltado hablar sobre la pérdida de motivación que se posesiona de sus espíritus al advertir a tan corta edad que el pastel hace mucho fue repartido. Y nadie los esperó. Los adolescentes no se contentan con los mismos premios de consolación que nos dieron a quienes hoy tenemos 30 años. Ellos sí que están mandando al diablo a las instituciones, y no saben, y les interesa un comino saber quién es el tal AMLO o Peña Nieto.

El teatro se cae, señores productores. Y quienes vienen a desmantelarlo son los malditos "ninis" que ni siquiera tienen para pagar su boleto de entrada. Pero quienes terminarán demoliendo las estructuras serán los inadaptados por decisión. Los chicos que se preguntan por qué vivir cuesta tanto, por qué los trabajos son tan...

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