Ximena Peredo / No es fantasía, es posible

AutorXimena Peredo

Podemos destituir al Gobernador antes de que termine el 2019.

Como nos enteramos la semana pasada, la Sala Especializada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación resolvió, frente al incumplimiento de la sanción impuesta en junio del 2018 al Gobernador por usar recursos públicos en su campaña, que el Congreso local tendría que decidir su sanción.

El momento es como de ver llegar un balón al área chica, directo a nuestro empeine. Podemos volarla o meter un golazo.

Quizá sea éste un buen momento para concluir el experimento. Quizá esto salvaría la idea revolucionaria de las candidaturas sin registro de partido. Muy tarde, podría tratarse de una oportunidad de reivindicación: después de equivocarnos rotundamente, nos responsabilizamos y destituimos al Gobernador que fue elegido con tanta seguridad, con aquel ánimo triunfante que hoy está en la lona.

Ése es nuestro primer desafío. Levantarnos. Al menos en lo que tiene que ver a la participación política, hemos metido la cabeza en el caparazón, o en la tierra, como avestruces.

De cara al empalme de crisis que estamos viviendo en el Estado, nos hemos movilizado muy poco. En esa inacción probablemente esté la carga de la culpa porque en el 2015 no hubo imposición -o sí, pero hubo un millón 200 mil votos también.

Quizá esto explica por qué cuando vimos que el hilo se corría no hicimos algo a tiempo, con honrosas excepciones tanto dentro como fuera de Gobierno. Todavía alcanzamos a indignarnos con el "cobijagate", pero cuando "El Bronco" quiso ser Presidente de México, la humillación fue total. Para todos. Ya nadie pudo negar la realidad. Ni el Gobierno, ni nosotros. Quedó claro el horror.

Pero como una extraña revancha de la vida -gestionada por el Senador Samuel García y la Diputada Mariela Saldívar, quienes merecen el reconocimiento- nos llegó la oportunidad de sancionar ejemplarmente al Gobernador, incluso con la destitución.

Y en este punto me asaltan mil preocupaciones: la primera es que la velita se cebe entre tanto clan y tanto ego instalados en el Congreso local. Los partidos son capaces de negociar con "El Bronco" su perdón. Los más rufianes deben estarse sobando las manos...

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