Ximena Peredo / ¿Acabé votando por el PRI?

AutorXimena Peredo

Esta semana la composición química del Congreso local se volvió a revolver.

Dos diputados y una Diputada se unieron al PRI. Sí, por inaudito que se lea. Dos petistas -porque aún lo son- y un "pesista", el suplente de Juan Carlos Leal, a quien se intentó expulsar de Morena por homofóbico y terminó renunciando a ese partido, decidieron inclinarse y darle respiración boca a boca al partido que muere de corrupción. Asqueroso.

En el 2018 castigamos como nunca al PRI. En Nuevo León sólo ganaron dos curules por votación directa -uno de ellos fue Marco González, quien se cambió a Morena recientemente- y, sin embargo, hoy, sumadas las plurinominales, el PRI, ese partido que decidimos extinguir en las boletas, es la primera minoría. Éste es el fraude postelectoral. Un año después, se siguen robando votos. Pero ojo, no sólo el PRI.

Todos los grupos legislativos han jugado a las barajitas. Unos van, otros vienen. Sonríen en la foto con su nuevo equipo como si se tratara de un "draft" que viven como sublimación personal.

Con este desparpajo los mismos Diputados están prendiendo fuego al concepto de partidos políticos, convirtiéndolos en empresas de gestión de negocios y mercadotecnia política.

Lo que venden son licencias para competir. Movimiento Ciudadano es el primer partido que nació siendo eso, una empresa sin ideología, pero con el objetivo de ganar, de expandirse. Es la lógica de las franquicias. Buscan productos que puedan vender y, claro, como sucede en el mercado, de pronto sorprenden con personas bien preparadas que aprovecharon la oportunidad. Pienso en la Diputada Mariela Saldívar.

El caso de Morena es quizá más penoso porque este partido se vendió por muy poco y sin estándares de calidad. No hablo de los morenistas de "toda la vida", con posiciones políticas bien asumidas y rastreables, sino de los muchos que se hartaron de esperar su turno para un hueso, y de corrientes ultraconservadoras (Partido Encuentro Social) que fueron admitidas sin reservas en un partido cuyo perfil era el combate a la corrupción teniendo a Benito Juárez -viva el Estado laico- como estandarte. Era obvio que la fórmula explotaría.

Hoy nos escandalizan los Diputados...

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