Ximena Peredo/ Brindis del asesino

AutorXimena Peredo

La fiesta estaba buenísima, tres barriles de cerveza para que nadie se quejara después. La excelente música sacada de la "lap" del anfitrión puso a todos a bailar. Los vasitos de plástico regados en el piso, las carcajadas, el tumulto, la escena hablaba de una exitosa fiesta. Los borrachos comenzaron a ponerse simpáticos. A gritar historias intrascendentes, a contar de "Rosita Fresita" y a debatir quién era mejor si "Papá Pitufo" o la "Nanny" de los "Muppets". Pero se llegó el momento de partir: "No wey, sí estoy bien, sí puedo manejar"; "Siempre manejo así, no pasa nada".

Ciento veinte jóvenes -sólo contando entre 17 y 24 años- han muerto en lo que va del año por accidentes en donde un conductor ebrio estuvo involucrado. Dos mil 794 accidentes en total por culpa de un borracho o una borracha. Inocentes que tuvieron la mala suerte de cruzarse en el camino de un asesino, mutilados que no se permitieron tomar de más porque iban a conducir; familias rotas. Y, sin embargo, es cierto, no pasa nada o casi nada. El asesino tiene grandes posibilidades de salir libre; si tuvo la mala suerte de ser pobre o de no tener seguro o un buen abogado, lo más que puede pasar en la cárcel son dos añitos. ¡Viva la vida!

En Nuevo León, el dinero tiene más poder que la propia vida. Asaltar en un cajero automático puede acarrear una condena de entre 15 a 40 años -lo mismo para el secuestro-, pero cuando a un borracho se le antoja manejar y mata a una persona sólo puede temer por la suspensión de su licencia de conducir por tres años y quizá por un par de años en prisión.

Las propuestas a reformas del Código Penal y de Procedimientos se han quedado cortas. La última iniciativa presentada por el Gobernador y la Procuradora establece que manejar ebrio sólo será considerado delito grave si el inculpado huye del lugar o si no se presenta en las siguientes ocho horas después del accidente o si mueren más de dos personas. Si el borracho sólo mata a una persona no se considera delito grave.

Las leyes están hechas en base a estereotipos. Déjeme hacer un experimento con usted, amable lector, lectora. Imagínese a un asaltante de cajeros. Concéntrese en ese sujeto. ¿Cómo es su aspecto? ¿A qué clase socioeconómica pertenece? Manténgalo en la mente. Ahora bien, imagínese a un ebrio que decide tomar las llaves de su auto. ¿Cómo es esta persona? ¿A qué estrato social pertenece? Puedo equivocarme, pero la mayoría nos imaginamos a un rufián sucio y fachoso de asaltante y a un...

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