¿Es negocio el futbol?

AutorCésar Vargas

"El futbol no es negocio" ha sido una frase de batalla esgrimida durante años por aquellos que comprometen tiempo y patrimonio en aras del deporte de las multitudes.

Pero ¿qué habrán encontrado de atractivo empresarios, universidades públicas o privadas, para invertirle a un espectáculo que maneja millones de dólares y que según ellos no deja ganancias?

Medios de comunicación, industrias cerveceras, empresarios de distintos ramos, universidades públicas y privadas, hasta gobiernos de los Estados están metidos en el deporte más popular de México.

Más allá de fomentar el deporte, el poder, relaciones públicas e imagen, son algunos de los objetivos que persiguen quienes se encuentran en el selecto grupo de empresarios del futbol.

Jorge Vergara es uno de los últimos nuevos mandamás del balompié nacional. Llegó al futbol comprando al Guadalajara, en base a una agresiva campaña al estilo Fox, prometiendo a diestra y siniestra sin reparar en si era posible cumplir con todo.

Así convenció el dueño de Omnilife a los socios del Club Deportivo Guadalajara para comprarles sus acciones y tomar el control. Antes de adquirir a las Chivas, pocas personas conocían a Vergara a pesar de ser ya un empresario exitoso. Su ambición no tiene límites, ya adquirió al Saprisa de Costa Rica e intenta tener el control del Atlético de Madrid.

Televisa representa al grupo con el mayor y más antiguo poder en el futbol mexicano. Su influencia data desde la década de los 60, cuando Emilio Azcárraga Milmo compró al América y puso todo su empeñó para convertirlo en el villano de la película. Si las Chivas representaban al pueblo, los Cremas serían los señoritos.

A partir de ahí, Azcárraga dejó ver que no estaría de paso por el futbol. Comenzó a hacer de este deporte un negocio, no sólo a través de las transmisiones de los partidos, sino mediante todo un aparato de mercadotecnia que explotaría desde la década de los 70 y que ha alcanzado su mayor auge en estos tiempos.

A principios de los 80, Televisa ensanchó su poder adquiriendo la franquicia del Atlético Español para revivir al Necaxa. Más tarde se hizo propietario del Cobras de Querétaro, equipo que descendió a la Segunda División.

Hoy, en la Primera División posee un tercer equipo: el San Luis, franquicia que maneja en sociedad con empresarios potosinos como Jacobo Payán. La injerencia directa en tres equipos ha provocado un movimiento de jugadores entre ellos mismos, donde el hermano mayor, el América, es el más...

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