¡Santa diversión!

AutorRosa Linda González y Edgardo Reséndiz

Debiera Haber Obispas es un clásico indiscutible del teatro mexicano.

El montaje de la obra de Rafael Solana estrenado anoche aquí fue también una demostración de que un buen trabajo nunca pasa de moda: una dirección igualmente clásica, un elenco de primera y una producción encantadora.

La comedia costumbrista de Rafael Solana, escrita hace más de 50 años, no sólo sigue vigente, sino que resulta divertida y extraordinariamente familiar, además de permitir el lucimiento de todos los actores bajo la dirección de José Solé.

Silvia Pinal interpreta a Matea, la mujer que ha asistido durante años al sacerdote del pueblo y que a la muerte de éste se convierte en la depositaria de sus secretos. La actriz, con su gran carisma y su oficio escénico, da brillo a uno de los personajes femeninos más emblemáticos del teatro nacional.

Literalmente, demuestra que su experiencia se traduce en un manejo perfecto de expresiones corporales y faciales, matices, pausas y ritmo. El público, que llenó más de la mitad del teatro en la primera función, sencillamente la adoró.

Otro tanto ocurrió con Julio Alemán, en el papel del Obispo, quien se roba la escena en cada una de sus apariciones, con un trabajo delicioso en el que luce su presencia y su dominio de los recursos de la comedia.

El elenco tiene un nivel de excelencia. De hecho, no hay personajes pequeños y todos tienen oportunidad de lucirse: Martha Ofelia Galindo, como Enedina, la rica y chismosa del pueblo; Isaura Espinoza, como Aurora, la casquivana; e Isabel Martínez "La Tarabilla", como Eufrosina, la sirvienta.

Este trío de actrices se desenvuelve a la perfección en el género y son el balance para su contraparte masculina.

Gustavo Rojo encarna a...

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