¡Qué ricos huesitos!

AutorEsmeralda Martínez

Canillas, huesos y panes en forma de ataúd espolvoreados con azúcar, cuya receta se conserva casi igual desde sus inicios, son parte de la tradición de un pueblo que le ha dado un toque de sabor y color a la muerte.

Esto se ve representado en el Altar de Muertos que cada noviembre se prepara en honor a los difuntos, en donde el pan es, quizá, la ofrenda más importante.

Hay dos teorías sobre el origen de este pan: la prehispánica y la traída por los españoles.

"En el México prehispánico ya se incluían panes hechos a base de maíz, pero también se piensa que inició con la llegada de los españoles, pues también se conoce sobre ofrendas similares llevadas a cabo en el Viejo Continente", comenta la cronista de Higueras, Leticia Montemayor.

Explica que en la región cantábrica de España el Día de las Animas se acostumbraba adornar las tumbas con flores, comida y un pan que ellos llaman del muerto.

"En Salamanca se distribuye este mismo pan entre la gente más necesitada, y en otras regiones de España, como Segovia, al pan se le conoce como pan de las ánimas", agrega.

Otra costumbre similar se llevaba a cabo en Aragón, en donde se comían los huesos del santo; éstos eran dulces en forma de huesitos, muy parecidos a los usados actualmente en la decoración del pan de muerto.

"En México adoptamos esta tradición que se ha hecho propia y la hemos enriquecido, como toda la panadería española que se arraigó fuertemente en nuestro país", indica la cronista.

Básicamente, el pan se elabora con harina de trigo, azúcar, huevo y levadura, y se le da una forma redonda, que es adornada con azúcar, y en la parte de arriba se le colocan unas figuras de huesitos cruzados, para terminar con un espolvoreado de grageas de colores o azúcar.

Cada parte de la República tiene su manera muy especial de elaborar este tipo de pan, que año con año está presente en los Altares de Muertos.

"En Chiapas les llaman turuletes y son una especie de bizcochos o tortillitas como polvorones; en el Istmo se les llama marquesotes y adornan todo el Altar".

En el centro del País, comenta, se les conoce como tlacotonales y es un pan redondo que lleva un muñeco adentro.

"Los pambazos son de Puebla, y son un pan blanco con una coronita y va recortado en forma de rombo".

En Tlaxcala preparan el pan totepo, dice, que es redondo y pequeño, con unas bolitas arriba, que también se conoce como pan de las ánimas.

"Michoacán elabora un pan redondo, moreno y alargado, en forma de colchón, que lleva la...

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