Viviendo con el enemigo

AutorSilvia Ruano

Desinfectante y antigrasa especial para la cocina, antihongos para las paredes y azulejos del baño, antibacterial súper potente para el inodoro, aromatizante antiséptico para superficies y ambiente casero, espuma limpiadora y matabichos para alfombras, tapices y mobiliario en el hogar, limpiapisos que elimina el 99 por ciento de los gérmenes dañinos...

¿Ha notado cuántos productos hay en el supermercado que le ofrecen un ambiente libre de bacterias, bichos y prácticamente cualquier microorganismo?

Y todo porque hoy resulta que "brillando de limpio" no sólo significa libre de mugre, sino carente de cualquier microbio... aunque en la realidad, nunca es posible borrarlos del mapa.

Esto es porque los seres humanos comparten el mundo, desde el interior de su cuerpo y la piel hasta el entorno, con millones de diminutos organismos vivos que no sólo es imposible erradicar, sino que, aunque suene ilógico, son necesarios para mantener la salud, explica el infectólogo Javier Ramos.

"Vivimos en un mundo de microorgamismos", expresa el médico. "Hay millones de bacterias en cada mililitro de saliva, otras tantas sobre la piel, como 13 especies distintas de estafilococos, y lo mismo ocurre en los intestinos, en donde incluso, trabajan para nosotros".

Sobre esto, las bacterias que forman parte de la flora intestinal no causan daño alguno, explica Ramos; por el contrario, se mantienen vivas por la degradación de los alimentos ingeridos y, a cambio, sintetizan vitaminas esenciales para el cuerpo.

Qué decir de los múltiples microorganismos que todos los días, en particular durante los primeros años de vida, fortalecen al ejército encargado de defender al cuerpo, reconocido en palabras médicas como el sistema inmune.

"Nuestro sistema inmune madura a través del tiempo, precisamente al exponerse a sustancias y microorganismos extraños capaces de generar enfermedad", refiere Ramos.

"No sería razonable esperar que una persona que nace y vive en un ambiente totalmente estéril pueda llegar a la vida adulta; sin el contacto con las bacterias, los virus y todo un mundo de diminutos seres vivos, sencillamente moriría".

¡En guardia!

¿Entonces el sistema inmune, paradójicamente, se nutre de los microenemigos? Siendo así, el mecanismo para fortalecer a esta milicia defensora es complejo, pero eficaz, e involucra a más de una parte.

Al contacto con un microorganismo se pone en marcha el Plan A, o la primera línea de ataque: los leucocitos o glóbulos blancos entran en...

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