Vive Japón el Mundial

AutorRoberto Zamarripa

SEÑOR FUTBOL / Enviado

SAITAMA, Japón.- La verdadera fiebre mundialista pasó por Japón durante dos horas. Tocó a su población, paralizó oficinas, dejó vacías las estaciones y vagones de tren, llenó plazas que tenían pantallas gigantes, bares y restaurantes con televisión. El partido entre Japón y Bélgica, el debut del anfitrión en el torneo internacional, tuvo una audiencia récord y una observación millonaria inusitada.

Aunque hacia la medianoche del martes volvió el silencio, las cabezas bajas, los trenes repletos, la prisa por las calles, y el desinterés por el resto de partidos.

Japón tenía reprimida su gritería. Durante los partidos realizados en estadios japoneses el comportamiento de la afición era discreto. Algunos acudían disfrazados de fans de otras selecciones. De Argentina o de Croacia, por ejemplo, equipos donde los japoneses han depositado declarada simpatía. Pero no había desborde.

Este martes los japoneses se convirtieron en una afición común y corriente. La mayoría de los asistentes al estadio de Saitama acudió con la camiseta azul de la selección nacional y con el cachete pintado con una bola roja, a guisa de bandera impresa en el rostro.

La mayoría de comercios céntricos cerró temprano sus puertas, en las oficinas permitieron a los empleados ver por televisión el partido, y las aglomeraciones se dieron en zonas donde había transmisión pública del encuentro.

Shinji Ono, un muchacho delgado y pelón, se soba el estómago. "No, no estoy bien. Primero pensaron que podía ser apendicitis y no resultó eso. Es muy difícil de explicar qué tengo. Diría que un mal estomacal fuerte. Estoy sometido a medicamentos, y voy mejor", explica.

Al término del partido en el que Japón debuta en este Mundial, y en el que empató a uno con Bélgica, Ono camina con una bolsa de hielo en el tobillo derecho, y un par más, una por cada rodilla. Del partido salió antes de que cumpliera una hora y en el momento en que su equipo presionaba, corría, perseguía a los europeos. Sin Ono, Japón perdió brújula en la médica cancha aunque ganó en entusiasmo, ganas, coraje y emotividad.

Pero el estómago de este jugador ha sido decisivo para el empate. Era evidente su cansancio y el daño causado en su condición por las atenciones médicas de la semana pasada que lo llevaron al hospital por 48 horas.

Que se tome un pepto bismol, le dirían los clásicos y en una de esas los japoneses ganan, porque, en su debut mundial, merecieron el triunfo. Veloces como sus trenes...

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