VISIÓN ECONÓMICA / Respuesta económica a la pandemia

AutorSalvador Kalifa

Las medidas que adoptaron los Gobiernos para contener la pandemia del Covid-19 han deprimido la actividad económica durante meses y, aún con la apertura paulatina de las economías, las empresas y trabajadores no regresarán a la normalidad hasta que exista un tratamiento o una vacuna para combatirla.

En ese contexto, el confinamiento y el distanciamiento social son esenciales para disminuir la expansión del virus, mientras que la contracción económica es la consecuencia inevitable de esas medidas.

El hartazgo con el encierro y los trastornos que inflige en el comportamiento de las personas, contribuyen a que cada día crezcan las demandas ciudadanas en diferentes partes del mundo para la abolición o relajamiento de las restricciones.

Nadie sabe, sin embargo, si esta apertura gradual es o no prematura, o si se traducirá en nuevos brotes de la enfermedad que obligarán a otra ronda de confinamiento. Lo único cierto es que, por todo ello, no es posible todavía estimar el costo económico total de la emergencia sanitaria.

Sabemos, eso sí, que dicho costo será enorme, sin paralelo en quizá más de un siglo, con quiebras de empresas, desempleo y empobrecimiento de muchas personas. Esto explica que las autoridades de diversos países, salvo el nuestro, hayan adoptado políticas monetarias y fiscales muy agresivas para aliviar el dolor económico que inevitablemente afectará a las empresas y las familias.

En el caso de la política monetaria, un ejemplo es la Reserva Federal de Estados Unidos, que actuó con mucha rapidez al instrumentar medidas extraordinarias, algunas inéditas. El propósito es facilitar la disponibilidad de efectivo para que las empresas operen o sobrevivan estos tiempos, lo que de no existir provocaría una espiral de declive de la actividad económica con varias rondas de quiebras de empresas, desocupación y pérdida de ingresos.

Por ello redujo la tasa de los fondos federales a cero, que algunos consideran se mantendrá en ese nivel por dos o tres años; compra cantidades ilimitadas de bonos hipotecarios y gubernamentales, e introdujo un amplio espectro de alternativas de préstamos de emergencia. Banco de México, por su parte, también relajó su política monetaria...

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