VISIÓN ECONÓMICA / La reforma tóxica de Calderón

AutorSalvador Kalifa

El Presidente Felipe Calderón ha mostrado más decisión que Vicente Fox en lo que toca a los esfuerzos para reducir la ola de criminalidad y violencia que agobia a nuestro país. Me llama la atención, sin embargo, que espere muchos cumplidos por el hecho de hacer, finalmente, su trabajo.

El realismo obliga, además, a ser cauteloso y reconocer que dicha tarea requiere de muchos años que seguramente trascenderán a esta administración, principalmente porque el crimen es un problema muy difícil de erradicar.

No obstante, la batalla contra el crimen es, quizá, el mejor atino de Calderón, porque no puedo decir lo mismo de sus reformas en el terreno económico, que dejan mucho que desear.

El Presidente festina sus reformas consensuadas con el Congreso, en particular la fiscal del 2007 y, más recientemente, la energética. La aprobación de ambas se acompañó de declaraciones triunfalistas, como si en realidad fueran cambios que contribuirán de manera significativa a mejorar el crecimiento económico del País.

Lo cierto es que no hay motivo para depositar nuestra confianza en ellas. El tiempo probará que son inocuas y hasta tóxicas. Carecen del alcance y profundidad necesarios para lograr los objetivos para las que se aprobaron, y bien pueden ser contraproducentes para el desempeño económico de México.

No nos confundamos. Cualquier reforma, no es una buena reforma. El problema con las reformas "ligeras", diluidas para lograr consenso y que se presumen como grandes logros de esta administración, es que sólo son maravillosas en las mentes soñadoras de sus promotores.

Vender esas reformas como una panacea que nos sacará de la mediocridad económica es, además, una actitud muy irresponsable. Cuando sus resultados no sean los esperados por la población, y algunos sean hasta contraproducentes, se desprestigiarán, una vez más, las reformas estructurales, porque este Gobierno, como el anterior, también nos está dando gato por liebre.

El resultado pobre de las reformas no cambiará por más que el Gobierno federal, el Congreso y los partidos políticos saturen los medios de comunicación con mensajes triunfalistas para promover su imagen y encandilar a los ciudadanos con logros supuestamente extraordinarios.

Veamos, como ejemplo, la reforma más tóxica de este Gobierno. Me refiero al Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU). En diversas oportunidades he señalado que es un mal impuesto, que introduce severas distorsiones en la economía. La crisis actual hará muy...

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