Visión Económica / Panorama posbélico

AutorSalvador Kalifa

La guerra en Iraq culminó con el derrocamiento de Saddam Hussein, pero los aliados todavía no han llegado a un acuerdo respecto al régimen ni a la(s) persona(s) que van a gobernar ese país en el mediano plazo. Sin embargo, a pesar de estas indefiniciones, los mercados financieros han reaccionado favorablemente.

Los inversionistas saben que la ocupación aliada de Iraq durará meses y la reconstrucción años, por lo que ahora concentran su atención en los escenarios económicos más probables una vez terminado el conflicto. En principio, el impacto económico de corto plazo de la guerra será marginal y podemos descartar una recesión global provocada por una guerra larga. Pero eso no quiere decir que no existan otros factores que puedan llevarnos a otra recesión.

La economía mundial estaba extremadamente débil cuando comenzó la guerra y las noticias económicas recientes en Estados Unidos, Europa y Japón no han cambiado esta situación. El crecimiento estadounidense de 1.6 por ciento en el primer trimestre fue anémico y menor al esperado. En particular, los datos sobre producción, ventas y empleo mostraron que la situación de la economía empeoró en marzo, en parte por la incertidumbre asociada a la confrontación bélica con Iraq, pero también porque los desequilibrios internos generados por los excesos financieros de la década pasada no terminan de corregirse.

El final de la guerra alivió la incertidumbre que tenían los inversionistas y los consumidores, como lo demuestran el repunte de los indicadores bursátiles y la mejoría en la confianza de los consumidores estadounidenses en el mes de abril. Sin embargo, esto no resuelve los problemas de fondo que impiden una vigorosa y sostenida recuperación de su economía, como tampoco la victoria en Iraq quiere decir necesariamente el fin de la incertidumbre, ya que persisten los temores de más ataques terroristas y las tensiones con Corea del Norte.

El entusiasmo, además, es muy cauteloso porque el crecimiento económico de los Estados Unidos es frágil y existen riesgos substanciales de una recaída por los niveles altos de endeudamiento y los bajos gastos de inversión de las empresas. Estas todavía no están dispuestas a invertir y contratar más gente porque, aún cuando el fin de la guerra acabó con la ansiedad que detiene los planes de gasto de los consumidores y de algunas empresas, todavía tienen un exceso de capacidad instalada en prácticamente todos los sectores productivos.

La preocupación por esta atonía...

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