VISIÓN ECONÓMICA / El menor de los males

AutorSalvador Kalifa

Varios factores, entre los que destaca la crisis de deuda soberana en la Eurozona, la inquietud socio-política en África y Medio Oriente y el terremoto de Japón, provocaron en este año una actitud más cautelosa sobre las perspectivas del crecimiento global.

En mayo se agregó a esos factores la preocupación sobre el futuro de la economía de Estados Unidos, presionada por el agotamiento de la capacidad de endeudamiento de su gobierno.

El miércoles pasado la Fed reiteró sus razones, que mencioné en mi columna de ese día, para considerar temporal este bache económico que atraviesa la economía estadounidense. Primero, el desastre de Japón afectó la cadena productiva global y la producción industrial en la primavera, pero el regreso a la "normalidad" debe dar un impulso a la economía mundial.

Segundo, el alza del precio del petróleo en los primeros meses del año afectó negativamente la demanda de los consumidores, pero su descenso reciente pudiera favorecer un mayor gasto en la segunda mitad del 2011.

Finalmente, el gasto en reconstrucción después de los tornados y las inundaciones que afectaron a muchas poblaciones de Estados Unidos debe ayudar al crecimiento durante el segundo semestre del año.

Aun así, la recuperación de un ritmo más acelerado de crecimiento en la economía estadounidense en los meses venideros no está garantizada. Hay muchas cosas que pueden salir mal, algunas de las cuales comenté en mi columna anterior.

Todo indica, sin embargo, que lo que pudiera salir mal, como son las complicaciones derivadas de los problemas fiscales de Estados Unidos y los relacionados con las deudas soberanas de Grecia, Irlanda y Portugal, no serán tan severas en el presente año, sino hasta ya entrado el 2012 ó en 2013.

La recuperación global este año depende, ahora, de que no ocurra una cesación de pagos por parte de Grecia, lo que los países de la eurozona y el Fondo Monetario Internacional tratan de evitar por todos los medios.

El gran peligro de una cesación de pagos griega, que pudiera también arrastrar a Irlanda y Portugal, es que propiciaría una cadena de contagio que iría de los bancos griegos a los bancos de otros países de la eurozona, para culminar en el Banco Central Europeo, cuyo balance ostenta enormes cantidades de bonos gubernamentales de los países con problemas.

Los dedos están cruzados para que eso no suceda, por lo menos este año, lo que explica por qué los nuevos préstamos para el país helénico, si se concretan, se extenderán hasta...

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