VISIÓN ECONÓMICA / El costo de la represalia

AutorSalvador Kalifa

El Gobierno mexicano incrementó los aranceles a 89 productos agrícolas e industriales importados de Estados Unidos (EU), en represalia por la decisión de ese país de suspender el programa piloto que permitía la entrada y libre tránsito a 27 transportistas de carga mexicanos a territorio estadounidense.

Este es un capítulo más en la larga disputa entre el poderoso sindicato de camioneros de EU, que busca proteger sus intereses, y los transportistas mexicanos, que amparados en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), quieren transitar las carreteras de nuestro vecino.

El Gobierno, muchos legisladores, reporteros, comentaristas, y el público en general, ven con buenos ojos esta medida. Por ejemplo, Gustavo Madero, senador del PAN y presidente de la mesa directiva del Senado, indicó que el Gobierno "está haciendo lo necesario para defender los derechos adquiridos en la firma del TLCAN".

Por su parte, Carlos Navarrete, senador por el PRD, consideró que la Secretaría de Economía tomó "por primera vez en varios meses una decisión correcta".

Es interesante observar que algunos legisladores no avalaron la decisión del Gobierno federal. El diputado del PRI, Edmundo Ramírez, dijo que "ante una situación visceral de cerrar el paso a nuestros transportistas, no hay que responder con otra decisión visceral".

Sin embargo, el comentario con más sensatez económica que he leído provino de Juan Guerra, integrante del PRD, quien consideró que el aumento de los aranceles se traducirá en el encarecimiento de esos productos, en detrimento de los consumidores mexicanos.

Comparto la opinión del señor Guerra. El incremento de los aranceles como represalia puede o no funcionar como herramienta de presión política, pero es, sin duda, una mala decisión económica. Es una medida para presionar a las autoridades estadounidenses que, mientras no surta efecto, perjudicará a los consumidores nacionales.

Esta realidad le pasó de noche al Secretario de Economía, quien señaló que "las represalias son el costo que va a tener que pagar EU por no cumplir con sus compromisos bajo el TLCAN".

En sus señalamientos no mencionó, por ignorancia o dolo, que el costo más importante lo pagamos nosotros. El incremento de aranceles elevará los precios de los productos gravados y representará un mayor costo para los consumidores en nuestro país.

En efecto, los aranceles que cobrará el Gobierno no lo pagarán los exportadores estadounidenses afectados, sino los importadores...

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