Vidal Garza Cantú / Tres semanas

AutorVidal Garza Cantú

Llevamos ya tres semanas de un nuevo Gobierno. Muchas cosas han pasado, pero quisiera detenerme en tres relevantes que se han movido en los últimos 22 días: el Presupuesto Federal 2019, el aumento al salario mínimo y la confrontación con el Poder Judicial.

Sobre el Presupuesto, me parece que, debido a su creación en expectativas guiadas por la presión y el desorden, y por ser el primer Presupuesto del nuevo Gobierno, el resultado fue un ejercicio económico sensato y, hasta cierto punto, responsable.

Los rubros con más recursos no sorprenden, representan la agenda de promesas de campaña del ahora Presidente. Incluso el hecho de reconsiderar el gasto en universidades públicas para evitarse un costo a su capital político es parte de esto.

Sin duda, éste no sólo es un presupuesto económico, sino uno político, y como tal estará sujeto al escrutinio social.

¿El incremento de recursos para el Ejército bajará la inseguridad? ¿El Tren Maya aumentará el empleo en la zona? ¿Será socialmente rentable desarrollarlo? ¿Los ninis tendrán trabajo pagado por mis impuestos a cambio de nada? ¿Qué pasará si no se alcanzan los niveles de recaudación que el Paquete Fiscal señala?

Si el precio del petróleo no aumenta, y la economía estadounidense reduce su expansión y con ella nuestro crecimiento, ¿aguantará el Presupuesto aprobado?

Habrá que ver cómo la nueva administración podrá implementar bien los programas sin recursos humanos capacitados por el despido y reducción salarial de su austeridad.

Junto a esto estará la presión de los Gobiernos estatales del norte, que ven con enojo la discriminación con la que los Estados del sur serán beneficiados a costa de los recursos que ellos envían a la Federación, sin que exista hoy la capacidad institucional en el sur para crecer y desarrollarse como en el norte.

Ahora hablemos del salario mínimo.

Uno de los principales factores a considerar será no sólo su impacto en la inflación o la presión para otros salarios, sino el efecto final en la formalidad.

Paradójicamente, el incremento del salario mínimo puede ser un acto de justicia en el sur de México, sin embargo, destruirá empleos formales ahí si no hay condiciones para pagarlos.

Hasta octubre de este año la informalidad representaba el 56.77 por...

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