Vidal Garza Cantú / Buenos Gobiernos

AutorVidal Garza Cantú

¿Quién va a ganar la elección? Es la pregunta que todos se hacen cuando ni siquiera hemos iniciado oficialmente las campañas.

Quién ganará cuando dos supuestos candidatos independientes, "El Jaguar" y "El Bronco", hacen trampa vergonzosa y el INE los cacha.

Traicionando a miles de seguidores que los apoyaron de buena fe, mostraron su incapacidad de aspirar a ser buenos gobernantes revelando sus vicios de mapaches y mentirosos -según lo concluido ayer por el INE.

Ahora, si tiene dignidad Jaime Rodríguez debería pensar bien: si pierde la apelación a su registro cancelado, ¿con qué virtud regresaría a gobernar a Nuevo León?

A esto se suma la lista de 23 candidatos independientes a Diputados federales que perdieron su registro por fraude en firmas, incluidos tres de nuestro Estado.

Además no podemos omitir que encontraron inconsistencias en muchos más, incluso de Margarita Zavala, candidata a la Presidencia, con más de 700 mil, y de Fernando Elizondo Ortiz, para San Pedro, con casi un 30 por ciento de anomalías, pero que no fueron tantas como para perder el umbral que les quite su registro.

Resignado a no poder predecir el futuro, dedicaré este espacio a lo que sí podemos cambiar. Porque llegue quien llegue al poder el 1 de diciembre deberá proyectar una nueva forma de administración pública que dé resultados para todos.

Hablemos de eso que tanto le falta al País: buenos Gobiernos.

De acuerdo con el Banco Mundial, un buen Gobierno es aquel que tiene una gestión política transparente y previsible, una administración profesional, un Poder Ejecutivo que rinda cuentas, una sociedad civil fuerte y participativa y, sobre todo, uno que ejerza el imperio de la ley.

Vale la pena regresar a las razones básicas de un buen Gobierno: instituciones fuertes porque el Gobierno y los ciudadanos las defienden, y liderazgo honesto y congruente capaz de hacer que todo el aparato gubernamental funcione de manera articulada para servir, dar resultados y costar lo menos posible al ciudadano.

La elección no la gana una persona. La clase política mexicana gana como grupo, como camarilla de aduladores, convenencieros y hasta mercenarios que sólo ven por ellos y que son...

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