Víctor Kerber/ La conexión diplomático-militar

AutorVíctor Kerber

Al ingresar a la Academia diplomática en México -el Instituto Matías Romero- le enseñan a uno por sobre todo que su función es la de servir como "soldado" de México en el exterior. Sale uno de ahí equipado con la Constitución Mexicana en una mano, la Ley del Servicio Exterior en la otra, y el lábaro patrio en algún recodo del equipaje, donde no se magulle.

Algunos precavidos también echan a la maleta el Manual de Carreño, lo más cercano a una guía de cómo conducirse en actos protocolarios, aunque le aseguro que no pocos embajadores lo desconocen más que Cantinflas en Su Excelencia.

La analogía del soldado es apropiada porque el diplomático y el militar comparten muchas cosas. Comparten, por ejemplo, el deber de defender al país frente a los presuntos embates de las potencias extranjeras. Comparten la reserva, la secrecía en aras de la seguridad nacional, y comparten dentro de la secrecía una infinidad de embrollos que jamás trascienden fuera de estos círculos cerrados.

En la historia del presidencialismo priísta, por lo demás, se le restó poder al ejército como actor político y se fortaleció al cuerpo diplomático; pero el interjuego de los dos estamentos bien vale una investigación más profunda, ya que la pérdida de uno no pocas veces ha redundado en la ganancia del otro. Así por ejemplo, Luis Echeverría le compensó al Estado Mayor Presidencial con la autoridad para planear los viajes presidenciales y hasta de conducir el ceremonial; por eso, cuando el Mandatario de México sale al exterior -por increible que parezca- no son los diplomáticos sino los militares quienes se encargan de la logística.

Todo esto viene al caso porque los dos ámbitos, a pesar de ser herméticos y feudales, han comenzado a reventar desde adentro. Han comenzado a hacer implosión como parte del desmoronamiento del sistema político priísta que depositaba en ellos la responsabilidad de encubrir mucha de su inmundicia.

Hace unos días salió a la luz el caso de otros dos generales involucrados en el narcotráfico, pero no se trata de dos cualesquiera, se trata de dos altos mandos militares que tuvieron a su cargo en la década de los 70 el combate a la guerrilla y la desaparición de más de 500 jóvenes. La medida parece estar calculada para limpiar al ejército de culpas antes de que Fox tome el gobierno y pagar nuestra cuota de rigor en la lucha antinarcóticos frente a Estados Unidos.

Conlleva pues un doble propósito de asepsia: uno para consumo interno y otro para consumo...

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