Se va visionario global

AutorMoisés Ramírez y Alfredo González

La Madre Patria, la que conquistó a su México, fue donde al industrial regiomontano Lorenzo H. Zambrano Treviño le tocó ayer terminar sus días, siendo él mismo un conquistador que plantó la bandera de su compañía, Cemex, en 50 naciones.

Zambrano Treviño era el mayor de cinco hermanos que completaban Jorge José, Patricio -finado-, Alejandrina (Nina) y Hernán.

Su abuelo Lorenzo Zambrano Gutiérrez fundó en 1906 Cementos Portland Monterrey, el cimiento de lo que después sería Cementos Mexicanos al fusionarse en 1931 con Cementos Hidalgo, que fundó la familia Brittingham y a la que se sumaron otros accionistas como los Barrera y los García.

Pero Zambrano Treviño era de ideas globales.

A unos meses de fallecer su padre, Lorenzo Zambrano Hellión, el entonces joven industrial le hablaba a su tío Marcelo de su deseo de tomar las riendas de la cementera, que dirigía en ese tiempo la familia Barrera.

Y el industrial regiomontano lo hizo, fue tenaz y tras terminar sus estudios de Ingeniero Mecánico Administrador en el Tec de Monterrey en 1966 y una maestría en Administración por la Universidad de Stanford en 1968, un año después ya estaba en el camino dentro de la empresa.

Ocupó algunos cargos hasta llegar a ser director de operaciones en 1981 y, cuatro años después, director general.

En 1995, con ideas vanguardistas en tecnología y búsqueda de mercados, alcanzó la presidencia del Consejo de Administración de Cemex.

Siendo director de la compañía, en 1992 ya había iniciado la expansión internacional en el mercado europeo con la adquisición de Valenciana y Sansón, las dos compañías cementeras más grandes de España.

Precisamente en ese país, recién enfrentó por parte del fisco el reclamo de pagar una multa de 455 millones de euros, por supuestamente simular pérdidas contables entre los años 2006 y 2009.

Tras la crisis que estalló en el 2008, recién incorporada la australiana Rinker, procedió a la venta de activos y a la reestructuración de su deuda, acciones que ya daban grandes señales de levantar el rumbo de la cementera.

Antes de la compra de Rinker -y de la crisis-, Cemex había logrado un máximo valor de capitalización de 26 mil 481 millones de dólares en diciembre del 2006.

Tras la debacle causada por la crisis inmobiliaria, su valor se redujo a sólo 2 mil 60 millones de dólares en octubre del 2011, pero bajo la conducción de Zambrano, hasta ayer su valor se había recuperado a 15 mil 65 millones de dólares.

Para retomar el vuelo, en septiembre del...

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