Triunfa mexicano en Ballet de Tokio

AutorErika P. Bucio

MÉXICO. Descubrió en el Ballet de Hamburgo, dirigido por John Neumeier, y quizás alentado por él, quien era capaz de expresarse no sólo como bailarín, sino también como coreógrafo.

Y, movido por ese imperioso deseo de crear, pegó un salto al vacío.

Tras seis años con la agrupación alemana, el mexicano Braulio Álvarez, hoy con 29 años, dejaba su zona de confort para irse a probar suerte a Japón, donde se convertiría en el primer extranjero en el Ballet de Tokio, la compañía más antigua del país asiático, fundada en 1964.

A pesar del trabajo arduo, pero con menos funciones como bailarín, dispondría ahí de mayor tiempo para crear coreografías tanto para la agrupación como para su escuela.

En Hamburgo ya había concebido su primera pieza, "Niños en la playa", como requisito para graduarse de la academia de la compañía alemana.

Era una lectura crítica contra los moldes impuestos a los niños en el hogar y la escuela que a veces impiden seguir el propio camino.

Álvarez (Ciudad de México, 1990) cuenta en entrevista que trabaja con el Ballet de Tokio hasta con cinco o seis coreografías al mismo tiempo. Y este año, la agrupación baila una pieza suya por tercera vez y su escuela ha montado cuatro de sus obras.

Además, por iniciativa suya, la agrupación estableció una función donde bailarines de la compañía podían mostrar sus creaciones propias. Una idea que trajo de Hamburgo.

Sin embargo, como coreógrafo, ha debido aprender a leer a la audiencia local, que es más conservadora.

"Debo nivelar lo que quiero decir con lo que el público está acostumbrado a ver. Si hago algo muy experimental, no hay forma de poder ponerlo en el escenario", confiesa. "Ha sido difícil encontrar decir lo que quiero sin sacrificar demasiado por parte del público".

Pero nada ha sido fácil y su arribo a la agrupación, incluso, no fue del todo tersa.

Él, que venía de una compañía prestigiosa en Europa, se veía de pronto, como recién llegado, en tareas de limpieza o con el encargo de llevar los vestuario a los camerinos antes de cada función. Y había que asimilar las normas y tradiciones...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR