El tradicional brunch

AutorStephanie Quiles

Distintas historias giran en torno al origen del brunch, que si era la comida que acostumbraban los británicos luego de ir de caza o la que el personal de servicio les dejaba en domingo a los dueños de la casa para que estos últimos se atendieran solos y ellos poder descansar.

Pero existe una más de la que hay algo escrito en la publicación Hunter's Weekly, del británico Guy Beringer, a finales del siglo 19, y titulada "Brunch: a plea" (Brunch: una súplica). En ella, de manera muy divertida, expone que cuando la gente llega a cierta edad la comida se vuelve muy importante, incluso dejando al teatro y la música como si fueran algo como postre, mientras que la cena es lo mejor de cada día.

"La palabra 'brunch' es una corrupción de breakfast (desayuno) y lunch (almuerzo), y la comida del brunch es la que combina té o café, mermelada y afines con atributos más sólidos", escribió Beringer en su artículo.

"Comienza entre 12 y media hora después y consiste en un plato principal de pescado y uno o dos tiempos de carne.

"Aparte de las consideraciones animales, los argumentos a favor del brunch son incuestionables. En primer lugar hace que el levantarse temprano no sólo sea innecesario, sino ridículo. Te levantas cuando el mundo ya está cálido, o al menos cuando no está tan frío. Eres, entonces, apto para prolongar tus noches de sábado sin prestar atención a ese 'último...

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