El tintero negro de la literatura regia

AutorKarem Nerio

Foto: Iván Moreno

Los crímenes más terribles de la Ciudad han sido llevados a la literatura, donde los escritores con la tinta exploran lo que los regiomontanos llevan en la sangre.

La narrativa que envuelve a los hechos es también una investigación sobre lo que significa ser regio, afirmó Paulo Alvarado, catedrático de la Universidad de Monterrey y especialista en literatura regiomontana.

"Los escritores de Monterrey están en una búsqueda de identidad desde los 90; están preguntándose sobre el ser regiomontano", expresó Alvarado.

Los casos reales han sido abordados por Eusebio de la Cueva, Hugo Valdés, Pedro de Isla, Ignacio Mendoza y Jorge Rodríguez.

En las páginas de estas novelas se encuentran personajes marginales, arrabaleros e incómodos, así como calles y paisajes de la Ciudad que se los ha llevado el tiempo.

"A partir de los inicios del siglo 21 es el género que mejor puede reflejar la situación de la sociedad", dijo Eduardo Antonio Parra, escritor regiomontano.

El crimen y la reconstrucción de éste explora psicologías, escenarios y situaciones que no están ligadas al Cerro de la Silla, la carne asada o la industria, sino a otras aproximaciones de Monterrey.

Para Alvarado, la definición que hace el teórico literario Tzvetan Todorov en Tipología de la novela policial es importante para abordar las características de la novela negra contemporánea.

En este subgénero se narran con el mismo nivel de importancia el crimen y la reconstrucción que el detective hace, explicó Alvarado.

Con ese espíritu detectivesco e historiador los escritores se adentran en esta averiguación del crimen y la Ciudad.

El crimen acecha al detective

Así como los escritores investigan, se pasean por las calles donde sucedieron los hechos y visitan la memoria de sus habitantes, los crímenes se adentran en ellos.

La novela Tiempos de cuaresma de Ignacio Mendoza fusiona hechos de la realidad con ficción para abordar el caso de un niño de 9 años que fue secuestrado y asesinado en 1986.

A las 17:30 horas del 22 de octubre Hernán Marcelo Villarreal Urrutia caminaba con dos amigos en la acera del Instituto Regiomontano Contry cuando fue interceptado. Tras 13 días de secuestro sus victimarios no respetaron las negociaciones que tuvieron con la familia y le quitaron la vida en El Barrial.

Mendoza era adolescente cuando el caso del pequeño Hernán Marcelo impactó a través de los medios de comunicación. Ya en su vida adulta y durante la enfermedad de su hija, el autor se cuestionó qué sería perder a un hijo.

Sus recuerdos de la adolescencia sobre el terrible crimen junto con el hombre adulto lo llevaron a escribir Tiempos de cuaresma, donde hizo un análisis de la violencia en la Ciudad.

"Yo quería retratar mi impresión del suceso, no el hecho en sí", expresó Mendoza. "La investigación fue retrospectiva a las emociones que me generó, a los conocimientos que adquirí en lecturas sobre esa clase de...

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