Tesoros por descubrir

AutorMaría Fernanda Legorreta

FOTOS: AGGI GARDUÑO

PUEBLA.- Quien visita la capital del estado, irremediablemente se topará con una majestuosa estampa: la que regalan el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, dos volcanes cobijados por una hermosa leyenda.

Hasta aquí llegan viajeros deseosos de conocer su historia y probar su rica gastronomía. Por cierto, una de las más afamadas del País.

Nombrada en 1987 como Ciudad Patrimonio, por la UNESCO, presume un importante legado cultural. Basta con pasear por su Centro Histórico para admirar varias obras arquitectónicas.

Los lugareños coinciden que la Catedral Basílica de Puebla, como se conoce a la Catedral de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción es un buen punto para iniciar un recorrido.

Luego de fotografiar su fachada, vale la pena admirar otra gran joya de la capital: la Biblioteca Palafoxiana, misma que fue fundada en 1646 por el obispo Juan de Palafox y Mendoza. Presume un acervo de más de 45 mil volúmenes. Los Nueve Libros de la Historia, de Herodoto -que data de 1473- es uno de los libros incunables que resguarda el inmueble. Tan grande es la riqueza de este sitio que, en 2005, obtuvo el título "Memoria del Mundo", también por la UNESCO.

Para seguir nutriendo un recorrido arquitectónico hay que explorar la Capilla del Rosario, anexa al Templo de Santo Domingo, que es considerada una joya del barroco.

Tras alimentar el espíritu, los visitantes no deben de perder la oportunidad de saciar el hambre. Y si bien el mole tiene una gran tradición, es el momento perfecto para disfrutar de un chile en nogada.

¿Adictos a los postres? Sí o sí, necesitan ir a la Calle de los Dulces para hacerse de una buena dotación de camotes, borrachitos, besos de monja...

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