Tesoros cubiertos de metal

EL NORTE / Staff

Cuando el confitero francés Nicolas Appert ganó los 12 mil francos ofrecidos por el periódico Le Monde, nunca imaginó la proyección que su invento tendría dos siglos después.

En el Siglo 18, las guerras napoleónicas demandaban grandes cantidades de comida en buen estado para ser repartida entre los ejércitos del conquistador francés, y es cuando se solicita la presentación de diseños que pudieran contener los alimentos para los soldados en el frente.

El invento ganador, un frasco de vidrio que una vez lleno de comida era cerrado y hervido para alargar el tiempo de conservación, fue el precursor de la mayor industria de conservación de alimentos en la historia del hombre.

Las latas nacieron 20 años después, cuando Peter Durand, inventor inglés, diseñó un recipiente de hojalata que era cerrado por calor; su invento le valió el reconocimiento del rey Jorge III y la orden de comenzar a producir alimentos enlatados para el ejército inglés en 1813.

"El proceso de enlatado es el método de conservación industrial más antiguo y ha evolucionado desde simples cajas de latón a ser productos que pueden considerarse totalmente inocuos por el estricto control de los procesos", señaló Claudia del Bosque, nutrióloga de Grupo Herdez.

Actualmente, los alimentos enlatados pueden considerarse un producto de fácil consumo y accesibilidad; sin embargo, la latería mundial ha tenido distintas etapas, que van de ser una moda de la clase media europea del Siglo 19 hasta convertirse en los envases gourmet por excelencia.

Las latas se transforman en la mejor oportunidad, para los amantes de la buena comida, de conocer o recordar ingredientes característicos de las diferentes cocinas mundiales; espárragos blancos, perdices en escabeche, paella con mariscos y confit de pato son algunas de las joyas protegidas por metal.

La evolución enlatada

Desde su invención, las latas han pasado de ser comida de fácil acceso de la clase trabajadora y de las expediciones a nuevos territorios, como África o las regiones selváticas a principios del siglo pasado, a productos de uso cotidiano dentro del hogar.

La intención de encapsular comidas completas para aquellos que se encontraban en circunstancias poco favorecedoras, llevó a la industria a enlatar preparaciones como el bully beef, guisado de res picoso, y el pork and beans, clásica receta de cerdo y frijoles de mucho consumo en Estados Unidos.

Estas preparaciones tuvieron como primeros consumidores a los soldados estadounidenses de la Primera Guerra Mundial; sin embargo, no fueron bien recibidos, ya que después de unos meses en el frente, los alimentos adquirían un sabor a metal producto de la interacción con la lata.

A partir de este uso, la industria comenzó a evolucionar para llevar al consumidor aleaciones de metal más seguras, como las de hierro o aluminio, que respetaran el sabor de los ingredientes y que aseguraran la higiene e inocuidad de los alimentos.

"Los alimentos enlatados son productos que brindan muchos beneficios al consumidor por sus...

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