Tercia de reyes... y reinas

AutorMaría Luisa Medellín

Paciencia al triple

La sala está clausurada para que esta tercia de pequeños reyes no acabe con los adornos navideños.

Con su llegada, hace año y medio, también fue necesario poner alfombra en las escaleras, acondicionar un área de juegos y un armario más grande en la planta alta y hasta cambiar de vehículo.

"Simplemente, para llevarlos con el pediatra los tenemos que colocar en los portabebés y llevar las tres carriolas. Además, voy yo, mi esposo o mi mamá y una persona que me ayuda. Necesitábamos una camioneta bastante amplia", dice Margarita López, moviendo la cabeza y llevándose una mano a la sien.

Desde el nacimiento de María Fernanda, Ricardo y Rafael, el 17 de mayo del 2008, en este hogar se multiplicó el amor, la alegría y la esperanza. Su familia transformó su vida cotidiana para recibirlos y compartir más de su tiempo.

Rafael Escobar, el papá, comenzó a eficientar más sus ingresos como gerente de relaciones laborales. Margarita era gerente de marca en una empresa de químicos y renunció a su empleo al saber que daría a luz a tres bebés.

Su mamá vive en el Distrito Federal y vino a acompañarla dos meses antes del parto.

"Yo estaba en reposo para retardar el mayor tiempo posible el nacimiento, que fue a las 35 semanas", relata Margarita, alta, de piel blanca y cabello negro atado en una cola.

"Los tuve en perfectas condiciones. No necesitaron oxígeno y estuvieron menos de 20 días en el hospital, sólo para aumentar un poco de peso y que aprendieran a succionar", comparte orgullosa, en tanto los pequeños de cabellos dorados y facciones delicadas posan divertidos para las fotografías, sentados en el sofá.

La sesión termina. Entonces, ella, su mamá y una persona que la ayuda, los llevan de la mano al área de juegos porque entre gritos y pequeños saltos intentaban alcanzar las esferas del pino navideño.

Margarita cuenta que Ricardo pesó cerca de dos kilos al nacer. María Fernanda, un kilo 900 gramos; y Rafael, uno 600. Él fue el más pequeño y el primero que nació, que empezó a caminar, a gatear y a decir sus primeras palabras.

"Cuando iban a nacer, mi esposo y yo pensábamos que podríamos solos, pero no dormíamos nada porque uno se despertaba a comer a la 1 de la mañana, el otro a las 2, y el siguiente a las 3, y otra vez le tocaba comer al primero. ¡No, no, no!, contratamos una enfermera, mi mamá se quedó aquí todo el primer año y después ha seguido viniendo.

"Tardamos en asimilar que llegarían tres hijos a la vez. Teníamos un año y medio...

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