Templos al dios Baco

AutorÉrika Dávila

Nuevos espacios dedicados al vino, en los que los regios pueden probar y aprender más sobre regiones, cepas y bodegas, han sido abiertos, poco a poco, en Monterrey bajo el concepto de wine bar, como respuesta al amor que se le tiene a esta bebida.

La idea es presentar a los amantes de esta bebida un lugar sin mucha complicación, en donde puedan reunirse con sus amigos mientras catan una o más variedades de vinos, indica Néstor Leal, encargado de la selección de caldos en el Buké Winestaurant, que abrió en marzo del año pasado junto con su socio Gonzalo Palazuelos.

"Es un lugar donde uno puede encontrar una buena selección de vinos por botella, pero sobre todo por copeo, donde además se puede aprender de vinos y probar algunos que regularmente no están disponibles en otros restaurantes", expresa.

Acudir a un wine bar acerca o une más a las personas, agrega Alfredo Zani, propietario de Il Capriccio Wine Bar.

"La idea es compartir un vino que sea de buena calidad y no esconderse a tomar de manera individual".

Brindar diferentes propuestas de caldos de distintas partes del mundo o regiones particulares es uno de los objetivos de los wine bar.

"Pero no sólo se trata de proponer el vino, sino de enseñar a la gente las técnicas adecuadas para disfrutarlo", menciona Julio Grinberg, gerente sommelier del wine bar Novum y sommelier capacitador de Grupo Neuquen.

"Para la gente de Monterrey, aprender de vinos es algo nuevo, y para eso nosotros estamos colaborando en brindar la información necesaria sobre viticultura, servicio de vino, geografía vitivinícola, uvas, sabores y maridaje, desde una manera dinámica y práctica", agrega Grinberg.

Sin embargo, establecer uno de estos templos del vino en Monterrey tiene sus facilidades y dificultades.

"Es un poco difícil el concepto de wine bar aquí en Monterrey, porque no existe mucha cultura sobre el vino, entonces, todos los que estamos relacionados con esto tratamos de educar a la gente para que se aventure a probar cosas nuevas y no se quede con las mismas etiquetas o con lo que ya conoce", dice Leal.

"Muchas veces a la gente le da miedo probar cosas diferentes, y en el wine bar lo que tratamos de hacer es precisamente eso, que prueben algo nuevo, pero para eso se necesita hacerle llegar una explicación a la mesa sobre qué es lo que está tomando".

Una de las dificultades para entrar por completo en el gusto de los regiomontanos es que precisamente en esta Ciudad está arraigada la preferencia por la cerveza.

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