Sugerencias del gourmet / Un japonés cautivador

AutorG.L. Othón

Me gusta la comida japonesa por sana, por sus sabores naturales, por el uso de productos frescos y elegante sencillez.

Y todos estos atributos los pude encontrar en Kadan, que del japonés traducido al español quiere decir jardín de flores. No es que uno entre a un vergel, pero sí a un restaurante cuyos propietarios son un matrimonio japonés: él de nombre Toshihisa y ella Yoko, de apellido Ohtsuka.

Héctor, como le dicen sus empleados y clientes, heredó el gusto por la cocina gracias a su padre, restaurantero en su natal Tokio.

En este lugar hay 10 mesas donde preparan exclusivamente teppanyaki, además de otras que no lo tienen; y lo más agradable es que se puede comer mientras se ve este espectáculo culinario. La palabra "teppanyaki" se deriva de "teppan", que significa cocimiento o asado, y de "yaki", que quiere decir a la parrilla.

Desde hace 22 años, los Ohtsuka deleitan a los comensales con sus platillos, y así lo comprobé con los entremeses que pedimos: los gyosa, cuatro bocadillos tipo empanadilla al estilo japonés, rellenos de carne molida condimentada con especias; estaban suaves y suculentos, bañados con soya y bien presentados con zanahoria en juliana y perejil chino.

Los yakitori fueron otra entrada; se trata de tres brochetas en varitas de bambú con pollo, morrón y cebolla, marinadas en salsa de soya y elaboradas a la parrilla. Van sazonadas con nanami togarashi, conocido como el ají de siete sabores o mezcla de siete ajíes: pimiento, cáscara de naranja, semilla de ajonjolí negra y blanca, alga marina, pimienta japonesa y jengibre. Es un condimento muy popular que acompaña gran cantidad de platos en la mesa nipona.

Ambos tentempiés nos gustaron tanto que pedimos otra ronda, pero cuentan con cinco más, además de tres tipos de ensaladas y dos de sopas. Ofrecen cervezas nacionales, americanas, la japonesa Sapporo Silver y el sake tokkuri. Preferimos té verde.

Por el año 1964, Héctor trabajaba de barman en el Hotel Hilton de Tokio, pero tres años después su jefe lo mandó a Los Ángeles para entrenar personal para la cadena hotelera, y en 1968, de visita por México, laboró como intérprete en las Olimpiadas.

Entonces decidió quedarse un tiempo en el DF con un amigo que tenía una distribuidora de productos de soya, quien le ofreció la representación para el norte del País, pero con la devaluación de 1975 el proyecto se vino abajo, así es que se dedicó a distribuir piezas de los autos Datsun.

En unos de sus viajes a Tokio y gracias a un...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR