Sugerencias del gourmet / Historia y sabor

AutorG.L. Othón

"Si las paredes hablaran"... así solía decirnos mi abuelo cuando reunía a los nietos para contarnos sus historias.

En recuerdo de tantos relatos de mi inolvidable y querido viejo, en esta columna escribo acerca del Botanero Moritas, un restaurante-bar ubicado en el centro de San Pedro.

El local que rentan data de 1939 y era conocido como Bar Las Moritas. Sus instalaciones, asimismo, fueron sede del club de box de San Pedro, donde además había billares y pelea de gallos.

El Botanero Moritas fue renovado, utilizando también elementos decorativos del antiguo Bar Las Moritas, nombre que proviene de un árbol de moras que se encontraba en lo que hoy es la terraza de este establecimiento, por cierto muy bien aprovechada.

Una hostess fue quien asignó nuestro lugar y de inmediato ordenamos nuestras bebidas, cervezas bien frías y mezcal, que disfrutamos junto con los gustosos totopos de maíz amarillo y dos ricas salsas: la verde cremosa y la molcajeteada, que al no estar picosas, pedimos de piquín.

Las porciones de los alimentos son pequeñas, ideales para botanear y compartir. En la primera ronda nos decidimos por los "primeros": fideo, aguachile y calabacita.

Junto con estos platillos, el amable mesero nos llevó deliciosas tostadas y tortillas de maíz amarillo recién hechas, que aprovechamos para prepararnos nuestros sabrosos tacos de fideo seco, acompañados de chorizo norteño, salsa cremosa de aguacate, chile pasilla frito, crema y queso panela desmoronado.

El aguachile verde de camarón con chile piquín, pepino, aguacate, cilantro y julianas de cebolla nos complació por su sapidez. Cada ingrediente estuvo bien balanceado.

Las rebanadas de calabacita asada junto con las de zanahoria con champiñones, tomate uva, aderezo cremoso de cilantro y lajas de parmesano, sobre cama de cubitos de aguacate y pulpa de limón tatemado, resultaron un manjar.

Pasamos a los "segundos": asado y filete de 150 gramos.

Ambos representaron un gozo culinario. La costilla de puerco se deshacía al partirla; como...

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