Sugerencias del gourmet / Un buen inicio

AutorG.L. Othón

Un verdadero descubridor no sólo se aventura a lo desconocido, sino que sabe hallar la novedad oculta dentro de lo antiguo: en una canción, un libro, una amistad; en los rumbos ya andados y, por supuesto, en los lugares donde busca el arte del buen comer.

En pleno Barrio Antiguo, andando por Morelos, cerca de Doctor Coss, descubrimos que el Mercado Barrio Antiguo en su planta alta ofrece novedades desde hace un mes.

Su arquitectura -un arte también- le despertó la creatividad restaurantera a sus dueños para abrir dos conceptos distintos, pero complementarios y conectarlos mediante un puente.

Al subir accedes por el centro de la planta alta y las anfitrionas de inmediato te explican la idea: a diestra La Fundación, y a siniestra Tilica, y que puedes requerir platillos de ambos menús.

Comenzaremos con La Fundación, pero protemetemos regresar por Tilica en una semana.

Al igual que sucede al estrenar un automóvil, el aroma grita que es nuevo. La Fundación huele a sillar fresco y a espacios abiertos, impecable presentación de mobiliario y creativa decoración.

Al instalarnos a la mesa llegó el entremés, unos frijoles con veneno y tostadas del comal, con sus dos salsas servidas en tradicionales tazas de mimbre.

Quisimos comenzar con una botana ligera y pedimos el guacamole con chicharrón (durito), de generosa cantidad y sazonado con tomate cherry, toques de serrano y un buen queso panela.

Como entrada pedimos el betabel con jocoque, una combinación original, con adorno de arúgula y tres elementos geniales: un toquecito de piquín en el jocoque, una reducción de balsámico en el contorno del plato y trocitos de pistache. Es una de las mejores entradas que hemos degustado.

Hay tan buena atención a la mesa, que nos dejamos guiar para nuestros platos principales por el eficiente mesero, quien nos preparó a la vista un elegante ribeye flameado al mezcal y tuétano, bien acompañado de papas y ejotes a la parrilla, jugoso corte de muy buena talla y nivel.

La voz cantante la tuvo un Ribera del Duero, el Viña Valera, un tempranillo de intensa nariz a cuero y jamón serrano, magnífico para el corte ofrecido.

Y a tan buen corte lo quisimos medir contra un salmón a las brasas, pero con el enorme reto de sostener el mismo vino, buscando experiencias nuevas. Hallamos dos detalles que salvaron el maridaje, evitando el divorcio de sabores...

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