Steve Young a corazón abierto

AutorSteve Young

con Michael Silver

Steve Young podrá retirarse del futbol americano, pero no deja de ser un temerario aventurero de hueso colorado.

El sábado 3 de junio, un bochornoso día en Orlando, Young, el mariscal de campo y futuro miembro del Salón de la Fama que llevó a los 49's de San Francisco a la victoria en el Súper Tazón XXIX, iba sentado en el asiento trasero de una Jeep Cherokee mientras lo paseaban por el mundo de polímero de Disney.

Young, quien se encontraba en Orlando con motivo de ser conductor auxiliar del teletón de la Red de Milagro Infantil por décimo año consecutivo, protestó cuando el vehículo se paró frente a una barrera a 90 metros del centro de transmisión.

"Vamos, amigo, es un vehículo deportivo utilitario", instó Young al conductor. "Bríncate la banqueta".

Más que cualquier otra estrella de la NFL de su generación, Young se lanzó de cuerpo entero en la lucha.

Ya sea que se tratara de una rivalidad de mariscales con Joe Montana o de una pelea por una primera oportunidad con un mar de monstruos furiosos persiguiéndolo, Young, quien puso punto final a su carrera de 15 años en la NFL durante una rueda de prensa celebrada el pasado lunes, se enorgullecía de no sacarle la vuelta a los retos.

En una serie de entrevistas que inició en Orlando y acabó el pasado sábado en Phoenix, a escasos kilómetros del Estadio Sun Devil, donde disputó su último partido, Young, de 38 años de edad, explicó por qué rechazaba una oportunidad de competir por otro anillo de Súper Tazón, y reflexionó sobre su brillante carrera:

Reflexiones

El lunes 5 de junio por la mañana, Mike Shanahan y yo recorríamos furtivamente los pasillos de un hotel ubicado cerca del aeropuerto de Denver, en busca de privacidad.

Como entrenador de los Broncos, Mike es un hombre de gran prominencia en Denver, así que allí andábamos escondiéndonos como alumnos de quinto año volándose una clase, haciendo negocios a hurtadillas.

Mike me llevó a una sala de juntas totalmente oscura y cerró la puerta. Durante cerca de 30 cómicos segundos, los dos anduvimos a tientas, en busca de un interruptor de luz.

Una vez que nos sentamos, no dejé a Mike a oscuras durante mucho tiempo: "me retiro", dije, "y quería darte la noticia personalmente". Mike sonrió.

Sabía que no dejaría de hacerme una propuesta para que me uniera a su equipo, y una parte de mí quería que me convenciera.

Más tarde aquel día, en las oficinas generales de los 49's, Bill Walsh, el hombre que 13 años antes me trajo a San Francisco desde Tampa Bay, les comentó a los reporteros que me encontraba a punto de firmar con los Broncos.

La verdad era que había decidido retirarme una mañana a finales de mayo, durante una enérgica corrida cerca de mi casa, en Palo Alto. Ni siquiera Mike, tal vez el entrenador más persuasivo de todos los grandes que había tenido, me iba a hacer cambiar de parecer.

No quisiera sonar demasiado esotérico, pero al final, lo que determinó mis planes fue más una toma de conciencia espiritual que una evaluación racional.

Sentí una ola de inspiración para dejar esto atrás. Después de transcurrida una hora y que...

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