STATE OF THE ART / Un puñado de ingeniosos inventos

AutorDavid Pogue

De vez en cuando, hace su arribo un producto tecnológico que es tan profundamente brillante, que el mundo cambia para siempre.

Hoy no es uno de esos días.

La mayor parte del tiempo, lo que llega es interesante, pero mucho más modesto. Son las cosas que terminan en mi mesa de "reseñar algún día". Las cosas se acumulan, no me quitan la mirada y me hacen sentir culpable, hasta que llega el día en que las reseño a todas en una sola columna.

Damas y caballeros, aquí está: la Columna de Limpieza de Primavera de Dave.

Chamarra Scott eVest Transformer (160 dólares). Bueno, eso sí: nunca volverá a quejarse de no tener un bolsillo libre para los dispositivos que carga. Esta chamarra de diseño obsesivo (gris, roja o negra) tiene 20 bolsillos.

Cada uno de ellos tiene una etiqueta diminuta, para que sepa dónde va todo y un cierre con jaladera de tela. Hay bolsillos para el teléfono (con forro sensible al tacto), para lentes (con un pañuelo para limpiarlos unido por una correa), para las llaves (con un clip elástico), para un bote de agua, para cartera y para plumas.

Incluso hay, no es broma, un bolsillo para un iPad en la parte interior delantera. Al igual que las Scott eVests anteriores, esta chamarra tiene un sistema de canal por donde se pueden enviar audífonos hacia el cuello.

Las mangas están unidas al chaleco por un aro de poderosos imanes en los hombros; se pueden quitar y poner sin necesidad de quitarse la chamarra o sin tener que sacar los gadgets. Las mangas son de una sola pieza, conectadas por un panel en la espalda. Claro, también hay un bolsillo para ellas.

La única verdadera pregunta aquí es: ¿acaso alguien tan desesperadamente obsesionado con la tecnología le interesaría lo suficiente la moda como para comprar una estilosa chamarra de 160 dólares?

El Polester (230 dólares). Alguien tenía que inventar esto: un poste telescópico de fibra de vidrio liso negro de 4.50 metros para la cámara. La idea es poder tomar fotografías desde muy arriba, mientras uno sigue en el piso. (Mi parte favorita puede ser el nombre del inventor del Polester: Jim Polster. En serio).

Ensamblarlo y manipularlo tiene su chiste. Tiene un disparador del obturador activado por una cuerda, de manera que no se tiene que depender del timer de la cámara.

Las cámaras más pesadas pueden hacer que el poste se balancee un poco. Y, claro, simplemente hay que imaginarse la composición de la fotografía; a menos que pueda hacer que sus ojos se salgan de sus órbitas como personaje...

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