Jesús Silva-Herzog Márquez / De emociones y premios

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

Hay un hueco enorme en el centro del proyecto liberal, dice Martha Nussbaum. Su técnica de los derechos se desentiende de la dimensión emocional del hombre. Su apuesta institucional no solamente es fría: también resulta, al final del día, ineficaz. Se deleita en abstracciones pero suele darle la espalda a la justicia real, esa que podemos reconocer en la vida diaria.

El liberalismo ha sido incapaz de palpar la dimensión pública del sentimiento o, más bien, ha tratado de separar a la política del peligro de las emociones. El divorcio no es inocente. Imposible avanzar en la equidad si la política se desentiende de esa dimensión, si no da la batalla contra el desprecio y la humillación; si no cultiva el respeto, la empatía, el patriotismo.

En efecto, esas emociones, han de ser "cultivadas", dice Nussbaum quien invita, efectivamente, a una "política de amor". Ése es el argumento central de su nuevo libro titulado precisamente "Emociones políticas. Por qué el amor importa a la justicia".

Martha Nussbaum ofrece una interesante guía para aquella efímera república amorosa, si es que alguien quisiera revivirla. Cualquier proyecto justiciero debe comprometerse con la transformación de la cultura política. Buscar valores compartidos: respeto por los otros, indignación frente a la injusticia, compromiso con la igualdad.

La casa común, sugiere, no puede construirse exclusivamente con ladrillos racionales, filosóficos. Las leyes importan, pero no bastan. Es necesario estimular el respeto, fomentar la cooperación, alentar sentimientos de reciprocidad. No puede asentarse la justicia en una tierra marcada por el resentimiento y el odio, el miedo y la desconfianza. Toda comunidad necesita ensanchar los territorios de la empatía si es que quiere realmente caminar hacia la justicia.

Nussbaum desarrolla su argumento escuchando a Mozart, recitando poemas de Walt Whitman y Tagore, reflexionando sobre el sufrimiento de los animales y exponiendo las ideas de Rousseau y de Rawls. Una buena introducción al método Nussbaum: reflexión filosófica que se nutre de la literatura.

Esas emociones públicas valiosas que la comunidad ha de procurar no son silvestres. Corresponde al poder público cultivarlas y formar una auténtica religión cívica. El respeto a la ley no basta. Se requiere un ideal alto y exigente, un compromiso apasionado de los ciudadanos por el bien común. Una sociedad sin sentido de sacrificio se desmorona tarde o temprano.

Se desliza así la convicción de que...

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