Jesús Silva-Herzog Márquez / Una carta

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

Gabriel Zaid está cumpliendo 80 años. La revista R de REFORMA, en una estupenda edición, lo celebra. Se alaba la limpieza de su escritura, su inteligencia práctica, su amor por las ideas, la perspicacia de sus lecturas, el filo de su crítica. Quiero agregar un texto al homenaje. Recordar aquí un documento fundamental de la vida pública mexicana del siglo 20. Un escrito ejemplar de la tradición crítica mexicana. El testimonio de una polémica que no ha recibido la atención que merece.

Es la carta pública que Zaid dirigió a Carlos Fuentes a principios del Gobierno de Luis Echeverría y que Plural, la revista dirigida por Octavio Paz, publicó en su edición de septiembre de 1972.

El novelista había pedido un voto de confianza al Presidente Echeverría, quien declaró que investigaría y castigaría a los responsables de la represión de junio del 71. La diferencia entre Zaid y Fuentes no era simplemente una discrepancia sobre la figura del Presidente o sobre el rumbo del Gobierno, sino sobre el sitio del escritor en el espacio público. Una discrepancia radical sobre el trato del escritor con el poder.

Para Zaid, Carlos Fuentes usaba su autoridad moral para sumarse al Presidente. No lo apoyaba con argumentos razonables sino con justificaciones palaciegas. Zaid sabía mejor que nadie de los recursos del poder para seducir a sus críticos, para engañarlos con acceso al palacio, para someterlos con elogios, recursos, nombramientos. Jugando con un epigrama de Ernesto Cardenal que habla de la desdicha autoinfligida de un amante que se hace encarcelar cuando se entera que su amor lo ha abandonado, Zaid escribió:

Me dijiste que ya no me querías./ Intenté suicidarme gritando ¡muera el PRI!/ Y recibí una ráfaga de invitaciones.

Lo grave para Zaid no era que Fuentes coincidiera con las políticas de Echeverría, que respaldara sus decisiones de Gobierno, sino la calidad de los argumentos que empleaba. Si Fuentes creía en las buenas intenciones del Presidente era por su relación personal con él -no por lo que hubiera hecho el Presidente. Creía en su palabra y aceptaba la versión de que sus enemigos (inclusive los que estaban dentro de su Gobierno) impedían el progreso. Si hay acechanzas oscuras que obstruyen la marcha justicia, es indispensable aliarse al Presidente.

Con ingenuidad inaceptable, el escritor hacía suya la noción conspiratoria que sirve al poder al envolverlo en misterio. Escribía Zaid entonces: "Si para salvar a México de las Fuerzas del Mal, hay que...

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