Siga la ruta de los franceses

AutorLorenzo Armendáriz

La historia tiene diversos puntos de vista, dependiendo de quien la escriba, así sucedió con dos acontecimientos militares del México de 1862 y 1863, entre el Ejército mexicano, defensor de la República, y el francés, que intentaba instaurar una monarquía.

En esos años llegaron a México contingentes de tropas de tres naciones: Francia, Inglaterra y España, reclamando un préstamo que el País no había cubierto.

Desembarcaron e ingresaron a México por Veracruz, una ciudad que tenía fama de ser un "jardín de aclimatación", ya que se decía que si uno resistía ahí, sin morir o enfermarse, podía vivir cualquier cosa en México.

La mayoría de quienes llegaban al puerto hablaban de un lugar de clima infernal, de enfermedades, suciedad y casi nulos servicios.

Después de desembarcar, los contingentes de tropas europeas fueron trasladados al poblado de Soledad de Doblado, en donde los emisarios del Gobierno de Juárez fueron a entrevistarse con ellos; después de unos días, los ingleses y los españoles decidieron retirarse, pero no así los franceses, quienes, en realidad, tenían otras intenciones.

Así comenzaron las hostilidades: las tropas francesas, consideradas como el mejor Ejército de ese entonces, empezaron su avance hacia el Altiplano con destino hacia la Ciudad de México, tomando el rumbo de las cumbres de Maltrata y Acultzingo.

Muy pronto estuvieron en Orizaba, en donde en una batalla, conocida como la del Cerro del Borrego, derrotaron a un Ejército mexicano desorganizado y escasamente armado.

La Orizaba de hoy es una ciudad de gran desarrollo industrial que, sin embargo, ofrece tesoros arquitectónicos como el Oratorio de San Felipe Neri, templo que ahora alberga el Museo de Arte Moderno del Estado.

El Palacio de Hierro y Cristal, el Templo del Carmen, el porfirista Teatro de la Llave y la Catedral, son sólo algunos de los sitios que se pueden encontrar en esta ruta que siguió el Ejército francés rumbo a la ciudad de Puebla.

Una vez en el Altiplano, los franceses sólo tenían ese obstáculo (Puebla) para llegar triunfantes a la Ciudad de México.

Puebla era defendida por unas cuantas tropas al mando del Gral. Zaragoza y los zacapoaxtlas, que se resguardaron en los fuertes de Loreto y Guadalupe.

Los refuerzos prometidos no llegaron a tiempo porque se emplearon para distraer a las tropas conservadoras para que no acudieran en ayuda de los invasores.

Pero el resultado de la batalla todos lo sabemos; la del 5 de mayo fue una de las victorias más...

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