Sergio Sarmiento / Primero, no estorbar

AutorSergio Sarmiento

"Si va a haber una quiebra de una empresa,

que sea el empresario el que asuma

la responsabilidad".

Andrés Manuel López Obrador

Comparto el rechazo del Presidente a rescatar a las empresas. Entiendo la gravedad del desplome que enfrenta nuestro País y sé que miles de empresas quebrarán en los próximos meses, pero subsidiarlas no es la solución. Esta práctica no sólo genera corrupción, sino que produce distorsiones importantes en el mercado.

No creo que el dinero de los contribuyentes deba emplearse para entregar dádivas a los pobres. Lejos de disminuir la pobreza, el asistencialismo se traduce en dependencia y compra de votos. Es todavía menos justificado, sin embargo, subsidiar a las empresas.

Entiendo las posiciones de los economistas y los políticos "progresistas". Desde los tiempos de Franklin D. Roosevelt -a quien el Presidente López Obrador dice admirar, aunque no crea en sus políticas- se ha hecho común el uso de recursos públicos para promover un crecimiento artificial en tiempos de recesión. A esto se le llama aplicar políticas "contracíclicas".

La estrategia no es liberal (ni neoliberal). La defendió el economista británico John Maynard Keynes en su clásico libro de 1936 "Teoría general del empleo, el interés y el dinero" y ha sido la propuesta preferida de los políticos y economistas que se consideran progresistas. En el actual desplome económico, la están aplicando la mayoría de los gobiernos del mundo.

Sin embargo, una cosa es no usar el dinero público para rescatar empresas y otra muy distinta imponerles cargas burocráticas excesivas o cambiarles las reglas del juego. La simple aplicación de normas claras, sin modificaciones retroactivas, tendría consecuencias muy positivas para las empresas de nuestro País. No hay que recurrir a costosos e injustos rescates.

El Gobierno federal ha venido tomando medidas que directamente afectan la certeza jurídica de las empresas. La primera, antes incluso de tomar el poder, fue la cancelación del aeropuerto de Texcoco.

Las empresas constructoras fueron indemnizadas, por lo que no hubo demandas contra el Gobierno, pero el erario tendrá que pagar un elevado costo durante muchos años.

Posteriormente...

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