Sergio Sarmiento / El mugrero

AutorSergio Sarmiento

"Si queremos saber lo que la raza humana es en lo más bajo, sólo tenemos que observarla en elecciones".

Mark Twain

Al Partido de la Revolución Democrática, el PRD, hay que reconocerle el valor de persistir en hacer elecciones abiertas a pesar de todas las malas experiencias del pasado. En los comicios del pasado 16 de marzo, en que se buscaba escoger a una nueva dirección nacional, participaron alrededor de un millón de perredistas. Los otros partidos del país han abandonado ya todo intento de escoger a sus directivos por medios democráticos.

El Partido Acción Nacional, el PAN, que en un momento se preció de su democracia interna, se ha quedado cada vez más rezagado. En diciembre del 2007 llevó a cabo una elección para escoger a su nuevo presidente nacional, pero sólo participó un candidato, Germán Martínez Cázares, el ungido del Presidente de la República, Felipe Calderón. Martínez Cázares obtuvo la presidencia del partido con 330 votos de los 341 del Consejo Político. Este puñado de personas no eligió a un presidente de un club, sino a un funcionario que encabeza un partido que en el 2006 recibió mil 129 millones de pesos de los contribuyentes. Incluso el año pasado, cuando no hubo elecciones federales, el PAN se embolsó 760 millones de pesos del presupuesto público. Hoy este presupuesto lo maneja ese político electo por 330 privilegiados.

El Partido Revolucionario Institucional tuvo una elección más abierta, pero no demasiado. Beatriz Paredes fue electa presidenta del PRI con 9 mil 410 votos. Su principal rival, Enrique Jackson, consiguió 4 mil 173. Tenían derecho a sufragio 17 mil 704 consejeros y miembros distinguidos del partido. El PRI manejó en el 2006 un total de mil 227 millones de pesos en prerrogativas públicas y 519 millones de pesos en el 2007.

En el PRD, que gastó 723 millones de dinero público en 2006 y 447 millones en el 2007, alrededor de un millón de miembros del partido votaron este pasado 16 de marzo. No sabemos cuántos sufragaron al final, ya que todavía no hay resultados; pero en el peor de los casos serán muchos más de los que eligieron a los presidentes del PAN o del PRI.

El problema es que de nada sirve tener una elección abierta si ésta queda marcada por las irregularidades que registró el PRD antes, durante y después de sus comicios. Para que incluso algunos perredistas distinguidos afirmen que esta elección fue un "mugrero", podemos imaginarnos cómo estuvieron las cosas en realidad.

Parte del problema surge del...

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