Sergio Sarmiento / Cacerías

AutorSergio Sarmiento

"Hay sólo obediencia o la Iglesia te quemará como en el infierno."

Arthur Miller, "The Crucible"

La política parece judicializarse cada vez más. El 28 de mayo fue detenido Martín Orozco, ex candidato panista al Gobierno de Aguascalientes. El 4 de junio le tocó el turno al ex Presidente Municipal de Tijuana y ex candidato del PRI al Gobierno de Baja California, Jorge Hank Rhon. El 7 de junio fue aprehendido el ex Gobernador de Chiapas, Pablo Salazar.

La detención de Salazar se realizó en el aeropuerto de Cancún a petición de la Procuraduría de Chiapas. El Gobernador Juan Sabines es desde hace tiempo rival político de Salazar. Unos días antes de su detención, Salazar se había quejado públicamente de una irrupción violenta en su oficina en Tuxtla Gutiérrez de un grupo armado que robó 50 mil ejemplares de una publicación con la que el ex Gobernador respondía a los cuestionamientos que le hacía el Gobierno de Sabines.

Se acusaba originalmente a Salazar de irregularidades en el gasto de ayuda a los damnificados por el huracán "Stan". En una entrevista el 6 de junio, Salazar argumentaba que el Gobierno de Sabines afirmaba que él se había embolsado más que toda la ayuda para los damnificados, cuando las obras realizadas con esos recursos están a la vista de todos. La detención del 7 de junio, sin embargo, se debió a otra acusación: supuestamente Salazar y 58 funcionarios de su Gobierno recibieron un bono sexenal maquinado a través de un pago irregular de un seguro de vida.

Otra disputa política que puede terminar en los tribunales es la de Amalia García, la ex Gobernadora perredista de Zacatecas, quien se dice que está siendo objeto de una persecución por parte del nuevo Gobernador priista, Miguel Alonso.

No dudo que muchos gobernadores cometan irregularidades. Basta ver cómo viven para entender que en nuestro País no hay moderación en el gasto público. Pero es difícil no pensar que la oleada de acusaciones que estamos viendo es más producto de revanchas políticas que de un afán por hacer justicia.

Lo que más inquieta para la vida pública es que, una vez que se comienza a andar por el camino de judicializar la política, es muy difícil dar marcha atrás. Los gobernantes en funciones, con el control que tienen sobre las procuradurías, siempre cuentan con la posibilidad de inventar acusaciones contra sus rivales políticos. Y si ellos lo pueden hacer, sus sucesores lo harán con mayor facilidad. La posibilidad de que las venganzas políticas se...

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