Sergio Sarmiento / El adulterio

AutorSergio Sarmiento

"Los niños no se divierten tanto en su niñez como los adultos en su adult... erio".

Anónimo

Debo hacer una retractación pública. Sé que me he quejado en exceso del trabajo de nuestros legisladores. Pero hoy debo reconocer públicamente que no todo lo que hacen los diputados está mal. Este pasado 30 de abril -significativamente el Día del Niño- la Cámara de Diputados aprobó una iniciativa de la perredista Maricela Contreras que despenaliza el adulterio.

Los diputados aprobaron esta modificación al Código Penal Federal de manera abrumadora: 301 legisladores la apoyaron con su voto. Eran diputados de todos los partidos políticos. No faltó quien señalara, sin embargo, que si se hubiera aplicado la regla de que un diputado no puede votar una iniciativa que lo beneficie en lo personal, todos habrían quedado descalificados.

Vale la pena señalar, sin embargo, que 31 diputados -todos del PAN- votaron en contra de la iniciativa. ¿Serían aquéllos libres de toda culpa y por lo tanto dispuestos a tirar la primera piedra? No lo sé. Pero sí sé que hubo ocho abstenciones.

¿Dónde estaban los otros 160 diputados en el último día de sesiones de la Cámara? Tampoco lo sé. Quizá estaban en moteles cercanos haciendo investigaciones de campo sobre el tema sometido al pleno para votación, pero no tengo forma de comprobarlo.

La despenalización del adulterio aún debe ser aprobada por el Senado, por lo que no le recomiendo, amigo lector, que salga usted a aprovechar la nueva libertad que nos han otorgado nuestros diputados. Por otra parte, el adulterio sigue siendo un delito en una decena de códigos penales estatales, por lo que la despenalización federal no significa que quede uno a salvo de cualquier intento de sanción por parte de alguna autoridad. En Querétaro, de hecho, el diputado local panista Fernando Urbiola Ledesma presentó hace poco una iniciativa que haría del adulterio un delito en ese estado.

Al contrario de Urbiola Ledesma, o de los 31 panistas que votaron en contra de la despenalización del adulterio, yo estoy convencido que el Estado no tiene por qué estar metiendo la nariz en las sábanas de los gobernados. El adulterio es, y debe ser, un tema que resuelva la pareja. La práctica puede constituir una falta moral o un pecado. Puede ser también una violación de los acuerdos de un contrato de matrimonio, en que los cónyuges suelen prometerse fidelidad absoluta y permanente. Es aceptable, por lo tanto, que constituya una causal de divorcio. Pero convertirlo...

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