Sergio Elías Gutiérrez/ Usos y costumbres del PRI

AutorSergio Elías Gutiérrez

El nuevo PRI, ese que sus panigeristas dicen que nació el 7 de noviembre del año pasado, se parece tanto al antiguo que podría decirse que es una clonación. Con la cirugía estética a que fue sometido se apresta para gobernar todo el nuevo siglo.

Con frecuencia los juicios sobre él están cargados de subjetivismo. Para sus defensores, que los hay, la historia del México posrevolucionario sería menos gloriosa si no hubiera existido; le atribuyen todo lo bueno que el país construyó en 7 décadas, los clásicos gustaban atribuir la paz social a la existencia del "revolucionario". Sus detractores - los tiene de todos colores y sabores- lo culpan de todos los males que sufre este atribulado país. Para ellos, el PRI desató a los Jinetes del Apocalipsis que cabalgan por los anchos caminos de la patria. La realidad no está ni en una ni en otra de las versiones. El PRI ha tenido y tendrá claroscuros hasta el fin de sus días, y correrá con la misma suerte de los gobiernos surgidos de su seno. Cuando el Gobierno cumple, el Partido triunfa. Cuando fracasa, se hunde. La simbiosis entre ellos los hace correr la misma suerte.

Como dijo el filósofo popular Alvaro Carrillo: "En este mundo tan profano, quien muere limpio no ha sido humano". Es ingenuo suponer que un Partido que ha permanecido en el poder 71 años puede circular por este mundo sin sufrir los achaques propios de su edad.

También son ingenuos quienes piden que los otros partidos se queden cruzados de brazos ante los evidentes quebrantos que el Partido ha sufrido en los últimos días en el Estado. Me refiero a las imputaciones relacionadas con el asunto de Horacio del Bosque y los fondos públicos recibidos para sostener las tareas del Partido en la campaña electoral de 1997.

El Gobierno guardó durante tres años reserva sobre el asunto. Hasta ahora, al inició del proceso electoral, consideró oportuno sacarlo a la luz pública y citó a declarar en torno a la desviación de fondos públicos hacia el Partido a Horacio del Bosque, calificado en su momento por quien lo designó (por supuesto) como el mejor dirigente que haya tenido el Partido en el Estado en su larga vida.

Lo declarado por Del Bosque ante el Ministerio Público se mantiene, como marca la Ley, sólo del conocimiento de la autoridad. Lo que es del dominio público es lo manifestado por el propio ex dirigente en la inserción pagada, con la que dice dar la cara "ante la justicia y mi comunidad".

Del Bosque, a manera de explicación, dice que compareció...

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