Sergio Elías Gutiérrez / Presidente sin excesos

AutorSergio Elías Gutiérrez

Mientras que el PAN y PRI y sus aliados se dedican a pelear por el segundo lugar en las encuestas, Andrés Manuel López Obrador sigue muy campante sin confrontar a nadie.

En donde él aparece, hace profesión de fe y candor. Lo mismo convoca a una "Constitución moral", que ofrece a banqueros y empresarios, reunidos en convención en Acapulco, que de llegar a Palacio Nacional (además de subastar Los Pinos) mantendrá la libre empresa y dará seguridad a los dueños del capital y de la Banca, así que todo seguirá igual.

En tanto, Ricardo Anaya asegura que al llegar a Los Pinos cambiará todo, empezando por acabar con "el PRI corrupto que se debe ir". En las últimas semanas, el panista tartamudea buscando demostrar que es inocente de las tropelías que le atribuyen, aunque aún no ha sido citado a declarar en el asunto de la "lavandería" que le achacan.

Pepe Meade ya se puso los guantes de box y entró a la pelea señalando los "asegunes" que persiguen a Anaya. Lo hace con los mismos elementos con los que la PGR investiga el asunto de la transacción inmobiliaria.

La síntesis de este aquelarre es que, gane quien gane, todo seguirá igual. Me explico.

La teoría política clásica supone que los países, al avanzar en su proceso civilizatorio, se alejan del caudillismo: empiezan a funcionar las instituciones del Estado moderno.

En primerísimo lugar, la división de poderes. Ésa fue la forma originaria para controlar los excesos del poder.

La aparición de la partidocracia, sin embargo, acabó por eliminar muchas de las virtudes de esa figura tan preciada en las Constituciones democráticas.

Para reforzar ese mecanismo de sometimiento del poder, los Estados modernos optaron por apoyarlo con otras instituciones que, por lo general, se ubican al margen de las decisiones políticas y atienden cuestiones técnicas y económicas.

En México eso empezó desde Plutarco Elías Calles, tras el asesinato de Álvaro Obregón (1928), cuando propuso pasar de un país de caudillos a uno de instituciones.

Se creó en 1929 el Partido Nacional Revolucionario, encargado más de repartir el poder que de limitarlo, al menos no el del Presidente.

A eso siguieron, décadas de por medio, el papel clave del Banco de México (creado en 1925 y autónomo...

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