Sergio Elías Gutiérrez / Cultura despreciada

AutorSergio Elías Gutiérrez

La semana pasada, por fin, la cultura apareció como un tema en las campañas políticas del Estado.

Algunos candidatos a la Gubernatura se refirieron a la necesidad de apoyar desde el Gobierno a las manifestaciones culturales. Sin embargo, ninguno señaló que se trata de garantizar un derecho ciudadano consagrado en la Constitución.

La cultura no es un tema relevante en la agenda de los Gobiernos ni de los partidos políticos, no obstante que el sexenio pasado se reformó el Artículo 4 para señalar que: "Toda persona tiene derecho al acceso a la cultura y al disfrute de los bienes y servicios que presta el Estado en la materia, así como al ejercicio de sus derechos culturales. El Estado promoverá los medios de difusión y desarrollo de la cultura en todas sus manifestaciones y expresiones".

La consagración de este derecho, tal y como se encuentra expresado en el artículo transcrito, no deja muy claro quién es el Estado responsable de prestar servicios culturales y promover la difusión de la cultura.

Su redacción no genera un derecho exigible por la sociedad, ni siquiera por la comunidad artística e intelectual que, por lo general, vive a espaldas del poder público.

El acceso a la cultura y a otros derechos como la cultura física y el deporte, también señalados en el Artículo 4, son conocidos como derechos difusos, cuyo titular no es alguien en particular o un determinado grupo de personas, y no existe un procedimiento asequible para demandar su cumplimiento.

Si observamos la oferta cultural de la Ciudad -definida ésta en sentido amplio como el espacio que nos cobija a todos y no como la división política en municipios-, podemos ver que se confunde el espectáculo con las manifestaciones de la cultura.

Se celebran cientos de "conciertos" de grupos musicales de moda en los espacios del Parque Fundidora, el cual estaba destinado en su origen para expresiones culturales públicas, pero que Gobiernos anteriores cedieron gratuitamente a empresas privadas, sin que esto sirva a la cultura, que es por definición contraria al entretenimiento.

Un caso notable de apoyo a la cultura es el...

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