Sergio Elías Gutiérrez / Coartar el futuro

AutorSergio Elías Gutiérrez

La innovación que requiere el mundo moderno depende de una educación de calidad y ésta empieza en la primera infancia.

Ni las abuelas ni las instancias improvisadas a cargo de amas de casa son capaces de cumplir esa noble e importante tarea.

Si es un error grave la cancelación de la "mal llamada reforma educativa", como la señala el Presidente López Obrador, no lo es menos disminuir el programa de estancias infantiles apoyadas con gasto público.

Además del desempleo que provoca en miles de personas el recorte a las estancias, esto deja a miles de pequeños sin la oportunidad de aprender al ritmo que los que pueden pagar por ello en un jardín de niños privado.

Pertenezco a una generación que sobrevivió de milagro. Eso si seguimos los criterios hoy prevalecientes.

En mi infancia, hace muchas décadas, muy pocos tuvieron oportunidad de asistir a un jardín de niños que tenían el pomposo nombre de "kindergarden". Eso los hacía más exclusivos y a la vez excluyentes.

Federico Froebel creó en Alemania, a mediados del siglo 19, la enseñanza preescolar. Hasta el siglo 20 llegó esa educación a Monterrey, pero sólo para quienes podían pagar por ello.

De la primera infancia a los 6 años, la mayoría de los niños permanecían al cuidado de la madre o de las abuelas en algunos casos. Pocas mujeres trabajaban fuera del hogar.

Con el desarrollo, y por necesidad, muchas mujeres se incorporaron al trabajo fuera de casa y otras más accedieron a la educación superior y con ello al trabajo profesional.

En los países desarrollados, donde inició este proceso, esto trajo como consecuencia una drástica disminución de la natalidad.

Las guarderías se multiplicaron y con ello el empleo de personas capacitadas para ese trabajo.

En México la educación preescolar se volvió obligatoria por reforma al Artículo Tercero constitucional apenas a partir del 2002. Esto implicó la obligación de los Gobiernos de crear centros de ese nivel. Esto no se ha cumplido hasta la fecha.

Después se señaló que sería obligatorio cursar tres años del nivel preescolar como requisito para ingresar a la primaria. Con todo, menos del 40 por ciento de los niños mexicanos tienen ese privilegio.

Esto es, además de un grave error, una injusticia y discriminación para millones de niños.

A eso se añade haber recortado drásticamente los recursos para el programa de apoyo a estancias infantiles para...

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