Sergio Elías Gutiérrez/ La eficacia del poder

AutorSergio Elías Gutiérrez

Dice bien Fernando Vallespín, en su libro "El futuro de la política", que la gran paradoja del Estado es que tiene que ocuparse de cuidar la estabilidad y conducir el cambio.

La constante en los Estados modernos, según el politólogo español, es el cambio.

No obstante que el vocablo Estado se mantiene desde hace siglos, recientemente ha cambiado radicalmente la manera de entenderlo en sí mismo y en su relación con la sociedad.

Estas cuestiones serán puestas a prueba ante la inminencia de la renovación del mando en el Poder Ejecutivo que tendremos en unos cuantos días; para Vicente Fox, su gobierno será un gobierno de cambios.

Por lo pronto ya vimos una nueva forma de reclutar al Gabinete que acompañará al próximo Presidente: la formación y antecedentes de casi todos ellos difieren, por decir lo menos, de la tradición de siglos en México.

Durante largo tiempo fuimos gobernados por personajes que se formaban en la fila de la meritocracia política, a esperar que la diosa fortuna, o en su defecto un cuate, los llamara a sacrificarse por la Patria.

Era excepcional llegar al primer escalón de la estructura burocrática sin haber hecho una larga carrera en la meritocracia.

Se daba por hecho que los designados formaban parte de las filas del partido ganador, y si no tenían antecedentes, rápido se daban a la tarea de inventárselos para justificar su ascenso al primer plano de la política nacional.

Contra esa tradición, ahora la selección se hizo más en función de intereses y razones de otro tipo que por la lealtad partidista.

A primera vista, los designados no fueron integrados al Gabinete en razón de su filiación política, pues la mayoría de ellos no tiene antecedentes de militancia panista, al menos visible.

Otro elemento adicional novedoso es el lenguaje que se emplea: se habla de eficiencia, calidad en el servicio, servicio al cliente y otros términos que parecían reservados a los ámbitos empresariales.

Lo anterior no lo señalo en tono de descalificación para que no se enoje el Jefe Diego.

No veo mal que se eche mano de personas que provienen en su mayor parte del sector empresarial, inclusive me parece correcto que se haya roto con la tradición priísta de designar a políticos aprendices de todo y oficiales de nada, como se decía antes a los mil usos.

Por años, vimos ascender y descender en la escala burocrática a personajes que llegaban al puesto a aprender y cuando casi lo lograban eran sacados por fin de sexenio o para enviarlos a aprender a...

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