Sergio Muñoz Bata / Descongela Bush a México y Canadá

AutorSergio Muñoz Bata

Medir las Cumbres Presidenciales en términos de resultados concretos es un error. En el mejor de los casos los participantes aspiran a lograr un consenso sobre el futuro de su región. Ese fue el caso, por ejemplo, en la Cumbre de Miami en 1994. En esa ocasión, el Presidente estadounidense Bill Clinton asumió el liderazgo y comprometió a la región a buscar un tratado de libre comercio hemisférico para el año 2005.

Cuando los Mandatarios no logran crear un consenso, como sucedió en la Cumbre de Monterrey recién concluida, a la Declaración Final se le añaden asteriscos que documentan los desacuerdos. Y si bien es cierto que George W. Bush no logró en esta Cumbre el éxito que Clinton tuvo en Miami, habría que admitir también que las circunstancias no son las mismas.

Por otro lado sería un error decir que Bush no logró en Monterrey sus objetivos primordiales.

Entre telones, en las reuniones bilaterales privadas con sus dos socios de América del Norte, Bush sacó de la heladera a sus colegas, el mexicano Vicente Fox y el canadiense John Martin.

En el caso de México, el estadounidense ya había adelantado vísperas con el anuncio de su propuesta migratoria la semana pasada. En Monterrey, Bush simplemente avanzó la estrategia y convenció a Fox a unirse a las fuerzas de la coalición aliada. Eso sí, sin Ejércitos.

Canadá recibió el perdón a su oposición a la guerra en Iraq cuando Bush anunció que las firmas de negocios canadienses podrán participar en la búsqueda de contratos para la reconstrucción de Iraq.

Menos alentador fue el avance con el resto de los países. Porque es evidente que el liderazgo latinoamericano está dividido en su percepción sobre Estados Unidos y todavía más dividido respecto a su percepción del Presidente Bush.

México, Colombia, Chile y Perú, más los países Centroamericanos y del Caribe, salvo Cuba, no tienen mayor problema aceptando el liderazgo estadounidense. Cuba y Venezuela lo rechazan.

La crisis política en Bolivia y Ecuador es de tal magnitud, que sus líderes no saben a dónde voltear. Después de las revueltas indígenas en ambos países, es poco práctico acercarse a Bush, y si Castro y Chávez exageran en su acercamiento podrían tener que pagar un costo muy alto.

Brasil y Argentina...

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