Sergio Aguayo / Legítima defensa

AutorSergio Aguayo

La "mafia del poder" desapareció del vocabulario presidencial. Los nuevos villanos son la prensa "conservadora" y en especial REFORMA.

A medida que el sexenio le arranca hojas al calendario, crecen las críticas presidenciales a diversos medios. Entre los señalados están Proceso, The Wall Street Journal, El Financiero, Uno TV y El Universal.

A ninguno ha distinguido tanto como a REFORMA, el diario capitalino ungido como ejemplo de la prensa "conservadora", "hipócrita", "fifí". Señalamientos graves, pero endebles, por carecer de sustento fáctico. Es decir, si Grupo REFORMA viola los códigos de ética periodística, el Presidente tiene que demostrarlo, utilizando para ello el derecho de réplica. Lo otro son diatribas para la galería.

El encono hacia el Grupo REFORMA tiene años incubándose, porque medio y político han tenido carreras paralelas. REFORMA empezó a circular en noviembre de 1993, cuando López Obrador estaba dando el brinco de la política tabasqueña a la nacional.

La beligerancia e independencia del diario provocaron una reacción ambivalente en López Obrador. Se alegraba con las encuestas que lo mostraban de puntero y se enojaba cuando publicaba información "imprudente". Jamás habíamos llegado a la hostilidad actual. ¿Cómo explicarla?

Una de las razones es que AMLO hace política con enemigos que sirven de referente a sus seguidores. A Carlos Salinas lo calificó como el "innombrable", luego vino la "mafia del poder", un grupo de poderosos ya descontinuado porque algunos de ellos se incorporaron a las filas de los nuevos amigos del Presidente.

Hubiera sido lógico que la sustituyera con los partidos opositores o con Donald Trump; opciones inviables, porque los primeros son ánimas que vagan por el purgatorio y el segundo es demasiado poderoso. Quedaban los medios críticos.

¿Cuál es el peso que tienen las descalificaciones o, parafraseando al Presidente, "qué sucede" a los periodistas que "se pasan" y rebasan los límites de la "prudencia" con preguntas o afirmaciones incómodas?

Por ahora, sólo hay que soportar las tundas de adjetivos e insultos vertidas por sus partidarios en las redes sociales; palizas legitimadas y aprobadas por el Presidente con silencios y elogios a la sabiduría popular. También importa que las cúpulas de Morena se abstengan de lanzarse contra los periodistas "imprudentes" y "conservadores".

Si la realidad no se ajusta a las expectativas, la hostilidad...

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