Sergio Aguayo / Otro balance

AutorSergio Aguayo

Políticos y partidos se presentan como los orfebres del cambio histórico. En ocasiones tienen razón, pero no siempre.

En el 2015 la sociedad organizada fue protagonista y quienes gobiernan hicieron más concesiones de las habituales. ¿Se mantendrá la tendencia en el 2016?

El enojo social crece y se expresa de manera organizada. En el Distrito Federal hubo 5 mil 935 manifestaciones en el 2011 y 9 mil 111 en el 2014, ¡un aumento de 53 por ciento en sólo tres años! (Isabel Becerril, El Financiero, 4 de junio).

Tengo la impresión de que en el 2015 crecieron las protestas por todo el País y algunas de ellas tuvieron grandes éxitos: el amparo para consumir mariguana, el paro del proyecto del Centro de Convenciones en el Cerro del Fortín en Oaxaca, las candidaturas independientes o las luchas centradas en Ayotzinapa. Aquí revisaré dos de esos temas de relevancia nacional.

El Partido Verde prostituyó el ambientalismo y ha lucrado con él desde 1988. Ha prosperado porque su corrupción ha sido funcional para el PRI y las televisoras y porque ha gozado de la protección de las autoridades electorales.

El año 2015 fue malo para ellos. En la primera parte, una campaña ciudadana exigió al Instituto Nacional Electoral (INE) quitarles el registro. Se salvaron porque sólo cuatro consejeros del INE respaldaron la solicitud mientras que otros siete se atrincheraron en el silencio o en teorías a modo para obedecer una instrucción girada, probablemente, desde el PRI y las televisoras.

Se consolidó el prestigio del Verde como partido corrupto y canalla. Semanas después, el Presidente Enrique Peña Nieto cometió el desatino de nombrar a un presunto delincuente electoral, al verde Arturo Escobar, como subsecretario de Gobernación encargado de prevenir el delito (luego se sorprenden de que se les critique su incongruencia).

La exigencia de removerlo de diferentes organizaciones se cumplió cuando la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) obtuvo una orden de aprehensión contra Escobar y él terminó renunciando al cargo.

Estas sacudidas enmarcan acontecimientos chiapanecos. El Diputado del Partido Verde que representaría a los migrantes ganó con trampas por demás groseras. Cuando se difundieron los engaños, el Congreso de Chiapas controlado por el PRI y el Verde le quitó la curul, pero lo más notable fue que ¡el partido expulsó al delincuente electoral!

Esta actitud es rarísima porque el Verde premia, no castiga esas conductas. En el 2016...

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